En el año 1994 una telenovela nacional pegó a los cubanos al televisor, e incluso llegó a desplazar a la brasileña en la preferencia del público, esa novela fue «El año que viene«, obra destacadísima del dramaturgo Héctor Quintero.

Actualmente parece algo increíble que un afamado director teatral baje del olimpo creativo a los dominios del culebrón, pero lo cierto es que el afamado autor de Contigo Pan y Cebolla reunió a un elenco de lujo para dar como resultado una de las producciones cubanas más recordadas del pasado siglo.

El año que viene por dentro

La telenovela construye, de manera muy efectiva, la época inicial del siglo XX, tanto a nivel  de caracterización de personajes, como en la reconstrucción general. Logrando una fidelidad pocas veces lograda con tanto acierto.

El año que viene tiene como argumento, según el sitio de la tv cubana el siguiente:

La muerte de Anselmo deja a su viuda e hijos a cargo de sus deudas. A semejanza de la obra Contigo pan y cebolla –también de Quintero–, este suceso sirve de punto de partida para una historia de enredos, descubrimientos y secretos familiares.

sitio de la tv cubana

Anselmo es Héctor Noa, la viuda Paula Alí y los hijos Diana Rosa Suárez y Tony Cortés, con semejantes actores en los papeles principales el éxito se vislumbraba, mas no estaba asegurado, una telenovela es un rompecabezas donde todo debe encajar perfectamente, de ahí que la elección del resto de los actores fuera importante.

Y vaya importancia que se tomó el director, tuvo como actores secundarios a figuras de la talla de: Maritza Rosales, interpretando a la pizpireta viuda alegre doña Nenita Pubillones, viuda de Galarraga; Aurorita Pita en una tremenda interpretación de la bruta criada gallega de la viuda; cierra ese núcleo de interacciones Luis Alberto García, que encarna al juguetito preferido de doña Nenita.

Luego hay otros grandes interpretando pequeños papeles, como Susana Pérez, Mario Rodríguez, Natasha Díaz, Luisa María Jiménez, Aramis Delgado, Enrique Almirante, Candita Quintana, Rogelio Blaín etc.

Desconoce este escritor si fue el mejor elenco de su tiempo, pero lo cierto es que el producto resultante provocó desplazamientos importantes en una ciudad donde casi todas las noches se cortaba el fluido eléctrico. Yo era muchacho y recuerdo perfectamente las caravanas de vecinas que se trasladaban de Atarés al Pilar -y viceversa- para no perderse un solo capítulo.

Otro dato que ilustra la excelente acogida es que su banda sonora ha permanecido como salida chistosa ante aparentes promesas utópicas, el “a lo mejor para el año que viene” los cubanos lo empleamos casi a diario.

Según la web cubacine:

En El año que viene…, Quintero hizo converger el humor zumbón, la perplejidad irónica, atisbos de tragicomedia y una aproximación a los personajes entrañablemente condescendiente, casi rayana en la ternura, que recuerda el estilo del brasileño Jorge Amado, autor de Gabriela, clavo y canela y de Doña Flor y sus dos maridos.

El año que viene contó también con un equipo de tres directores que se distribuyeron los interiores y exteriores, en el mismo estaban: Yaky Ortega, Magda González Grau y Rafael González (Cheito).

El cierre de la novela dejó un agradable sabor y la sospecha de que pronto estaría de regreso, amen a la costumbre retransmitiba de la televisión nacional. Tal cosa jamás sucedió, pese al reclamo de actores y miembros del personal técnico fue archivada durante veinte años, lo cual le impidió a Héctor Quintero volver a ver su magnifica creación en cartelera, pues murió en 2011, tres años antes de la reposición. Mucho se ha especulado alrededor del motivo para la no reposición, mas nunca ha habido una respuesta oficial al asunto. Finalmente en 2014 cubavisión internacional la retransmitió, y pudo ser vista por un pequeño número de cubanos a través de las cajas decodificadoras de la televisión digital.

En el 2021, sin previo aviso, el público fue sorprendido con la reposición de El año que viene por la señal estándar de cubavisión y pudimos entonces constatar la calidad del rodaje, pues veintisiete años después no había perdido en calidad de imagen, sonido, o preferencias del publico.