La calle Consulado en el municipio de Centro Habana corre con rumbo suroeste, desde su nacimiento en la Paseo del Prado hasta su intersección con la calle Genios, inclinando luego su curso más al sur hasta la Neptuno, punto en el que cambia nuevamente de dirección (esta vez hacia el sureste) hasta su final en la calle San José, frente a los jardines del Capitolio Nacional.

En la actualidad se trata de una vía esencialmente residencial debido al cambio de uso que, tras décadas de restricciones al comercio, han sufrido los negocios que se asomaban a sus aceras. Estos últimos llegaron a ser particularmente numerosos cerca de su comienzo en Prado y, sobre todo, en el extremo sur de la calle, desde Neptuno hasta San José, donde se imbricaban con el eje comercial GalianoSan Rafael.

De la calle Consulado a Tomás Estrada Palma y viceversa

Debe su nombre la calle a que, al constituirse por Real Cédula de erección de 4 de abril de 1794, el Real Consulado de La Habana, el Capitán General Don Luis de las Casas (por muchísimo uno de los mejores gobernantes que ha tenido Cuba en todos los tiempos) dispuso que las poquísimas casas que entonces existían en el lugar se alineasen de forma ordenada en una calle con ese nombre.

Poco a poco, en la misma medida en que se iban valorizando los terrenos de extramuros, iban desapareciendo los barracones de negros bozales que existían a la vera de la antigua calle Consulado; ya fuera porque no se reconstruían – como sucedió tras el pavoroso incendio de 1822 – o porque se especulaba directamente con el valor del suelo. Tanto así que en 1836 ya no quedaba ninguno.

El 18 de junio de 1902, cuando todavía no había tenido tiempo el Maestro de Central Valley de calentar la silla presidencial de la naciente República, el Ayuntamiento de La Habana acordó cambiar el nombre de la calle Consulado por el de Tomás Estrada Palma en honor al bayamés.

Sin embargo, como sucediera con tantos y tantos de los nuevos nombres de las calles habaneras, el de Estrada Palma no caló en el imaginario de la ciudad y los habaneros, siempre a su bola, siguieron llamando a la calle Consulado, lo que a juicio de muchos se traducía en un irrespeto, consciente o no, a la misma figura que se pretendía honrar.


Cine Majestic de la calle Consulado

El antiguo cine Majestic de la calle Consulado entre Ánimas y Trocadero, uno de los más antiguos de La Habana. Fue inaugurado en 1919 como Teatro de la Comedia. Posee una de las fachadas más «caprichosas» y llamativas de La Habana con alegorías neoclásicas, máscaras y bajorrelieves.


Sería esa la razón principal que esgrimiría el Dr. Emilio Roig de Leuchsenring para proponer, durante la alcaldía de Guillermo Belt Ramírez, que el Ayuntamiento de la ciudad restableciera la gran mayoría de los nombres tradicionales de las calles, siempre que estos no laceraran el «sentimiento patriótico» del pueblo de Cuba.

En el caso de la calle Consulado jugaba también a favor de recuperar el nombre tradicional, el hecho de que en el barrio de la Víbora, desde su misma apertura llevara el nombre de Estrada Palma, por lo que no se cometería el agravio de eliminar el nombre del primer presidente de la República sin restitución alguna.

Así, Consulado siguió siendo Consulado y Estrada Palma quedó una sola, por allá por el camino de Jesús del Monte.