La calle Concha o Calzada de Concha, cuyo nombre oficial (y por el que nadie la conoce) es Ramón Pintó, se extiende desde la calle Cristina en la Habana Vieja, hasta la calle Porvenir en el vecino municipio de 10 de Octubre.

A lo largo de su irregular recorrido de una treintena de manzanas, la calle Concha enlaza con otras importantes arterias de la ciudad como la Vía Blanca, la calle Fábrica, la Calzada de Luyanó y las ya mencionadas Cristina y Porvenir.

De la calle Concha a la calle Ramón Pintó

Recibió el nombre de Concha en honor del Capitán General José Gutiérrez de la Concha e Irigoyen, Marqués de La Habana, Vizconde de Cuba y Grande de España, quien gobernó la mayor de las Antillas en tres ocasiones (1850 – 1852), (1854 – 1859), y (1874 – 1875).

A Concha le tocó siempre gobernar en Cuba en tiempos turbulentos: primero durante el auge de las aventuras anexionistas y muchos años después, durante la Guerra de los Diez Años, en el momento de mayor fuerza de la insurrección.

En todos sus mandatos sobre la Siempre Fiel se mostró inflexible, y ejecutó a sus enemigos a diestra y siniestra y sin miramientos, ganándose la fama cruel. Por no escapar de la muerte, no escapó ni siquiera su «amigo», el catalán Ramón Pintó, al que hizo ejecutar en garrote vil, a pesar de las objeciones que a la severidad de la sentencia hicieran las autoridades civiles.

Precisamente, para rendir homenaje al noble catalán que conspiró para hacer a Cuba libre y al que el Conde de Villanueva, (que lo tuvo entre sus empleados) calificara en una ocasión de «espíritu bullicioso y levantisco», el Ayuntamiento de La Habana decidió en el año 1955, centenario de su ejecución, renombrar la calle Concha como Ramón Pintó.

Desgraciadamente, como siempre ha sucedido en La Habana, el nuevo nombre ha pasado sin glorias y hasta el día de hoy todos los habitantes de la ciudad (incluyendo los pocos que conocen que se llama Ramón Pintó), siguen llamando a la calle con el nombre del victimario y no con el de la víctima.

Calle industrial y de servicios

El hecho de constituir, básicamente, una vía rápida de enlace entre La Habana y el barrio de Luyanó, influyó notablemente en que en la calle Concha se instalaran un importante número de industrias y de servicios en comparación con los edificios destinados a viviendas (una condición que se ha revertido en las últimas décadas, como consecuencia del acelerado proceso de desindustrialización que ha sufrido la ciudad y de la contracción casi total de la actividad comercial y de servicios).

La Lechera en la calle Concha
El bello edificio de la Compañía Lechera de Cuba SA (Foto de Ruslán Olivares Cúcalo para Fotos de La Habana)

Entre los edificios e industrias más notables que se construyeron a lo largo de la calle Concha se pueden mencionar los de la antigua Clínica San Rafael (en la intersección con Cristina, hoy edificio de viviendas), el de la Compañía Lechera de Cuba SA (conocido, simplemente, como «La Lechera«), el antiguo Cabaret Sierra Night Club, las fábricas de helados Hatuey y Guarina (ambas en ruinas), el local social de la Sociedad de Camioneros y la Beneficencia del Centro Gallego de La Habana, conocida popularmente como «La Benéfica» (en cuyos terrenos se levantara después el moderno Hospital Miguel Enríquez y al que se integraron todos sus viejos sus pabellones).