Dicen que Cuba pudo haberse quedado sin una de sus más espectaculares voleibolistas, «eres muy pequeña, no das el tamaño» dicen que le dijeron a aquella muchachita de apenas 1.49 en las pruebas de acceso a la escuela de deportes. Dicen que entonces la pequeña saltó y tocó el techo. Unos años después sería famosa en todo el mundo, se llamaba Mireya Luis y cada vez que saltaba parecía que llegaría al cielo.

Mireya Luis Hernández nació el 25 de agosto de 1967, con el don inigualable de la levitación -siempre he creído que un hijo suyo y de Michael Jordan hubiese sido el primer humano en poder volar-, y el carisma suficiente para llenar graderíos.

Mireya Luis

Dicen que una de sus primeras salidas -cuando aún no eran Las Espectaculares– a una cancha del equipo nacional fue con tan solo 15 años, en Santiago, ante la norteamericanas, en un momento en que las nuestras perdían y el graderío indómito reclamaba la presencia de la legendaria Mamita Pérez. Dicen que el Mago Eugenio pidió tiempo, anunció un cambio, los miles de santiagueros que colmaban la instalación respiraron aliviados «ahora sí que venía Mamita«. ¡Pero no!, en su lugar salió una chiquilla de nombre desconocido a la que chiflaron sin piedad. Minutos después aquella imberbe que aún no alcanzaba el metro con setenta despegó tres metros del suelo y todos callaron. 

Mireya Luis la leyenda

Tres años después de aquel día en Santiago ya era la estrella del equipo, el puntal alrededor del cual se levantaría la mejor generación del voleibol femenino en el mundo. En sus hombros, de dieciocho años, descansaban las aspiraciones de un país para obtener el oro en el Mundial de Checoslovaquia 86.

Mas de repente una noticia removió los cimientos de confianza en aquel equipo, Mireya Luis estaba embarazada, se perdería el Mundial y con ello se hacían humo todas las esperanzas de victoria.

«Ya me había convertido en una jugadora importante para el equipo, era regular y una de las principales rematadoras. Mis compañeras cuando se enteraron, lloraron todas, se deprimieron. En algún momento no salían bien los entrenamientos cuando supieron que estaba en estado y no podía participar en ese Mundial»

ESPN

Pero Mireyita tenía otros planes, nueve días después del parto y al 50 por ciento de forma deportiva tomaba un avión rumbo al país eslavo. Su presencia en el banco animaba a sus compañeras y en eso llegó el partido que decidía la clasificación, ante el mejor Perú de la historia.

Cuba perdió los dos primeros set, el peligro era ya un hecho consumado, las antillanas serían derrotadas y volverían cabisbajas a casa. Entonces, como antes en Santiago, el mago Eugenio realizó un cambio, con el número 3 en la espalda entraba a la cancha Mireya Luis.

Las espectaculares morenas del caribe
Las Espectaculares Morenas del Caribe

Según ha contado varias veces el gran René Navarro las peruanas se derrumbaron de tan solo verla, así de tremendo era el respeto que ya imponía aquella camagüeyana.

Terminaron llevándose la medalla de plata en aquel mundial, donde la leyenda de la Luis, como le conocían en Asia, recién empezaba.

Una reina negra en Asia

Si en Cuba Mireya Luis sería amada en cada salto, en cada entrevista donde desataba esa  locuacidad de licenciada en Español y Literatura, en Asia sería una Reina.

Era elegida mejor jugadora incluso en torneos donde no participaba, no podía caminar tranquila por la calles, los comerciantes nunca le cobraban los productos, incluso se ha sabido de tiendas que abrían horas luego de haber cerrado pues sus dueños eran informados de que Mireya estaba en la puerta.

Sus compañeras han contado muchas veces cómo Mireya tenía que ir con ellas ha realizar las compras, pues entonces la atención era exquisita y casi nunca les cobraban.

Hasta el día de hoy a este redactor no le queda claro el motivo de la fascinación asiática por Mireya Luis.

Las Olimpiadas, Brasil y la rivalidad extrema

En total Las Espectaculares ganaron tres oros olímpicos de manera continua, pero en la memoria colectiva estará siempre la victoria de Atlanta 96, con aquella remontada tremenda ante la rusas, y los brincos sin parar de Mireya en cada partido final.

Mas ninguna historia como la de los enfrentamientos antes las brasileñas, amigas fuera de la cancha, encarnizadas rivales en  las competencias.  Tan encarnizadas que a veces cinco set no les quitaban las ganas, y todo terminaba «a lo latino» en los camerinos, entre empujones y tirones de pelo.

Luego de Sydney 2000, habiendo ganado ya todos los títulos de la Federación Mundial de Voleibol y perseguida por la lesiones, Mireya Luis dice adiós al deporte activo. Dejaba tras sí  una discusión bizantina, no resuelta hsta el día de hoy:

¿Por qué fue Regla Torres y no ella la mejor voleibolista del mundo?

Con su partida terminaba la época dorada de aquellas Espectaculares Morenas del Caribe, las reinas negras que durante dos décadas dominaron al mundo.

Mireya Luis
Mireya Luis

Finalmente y en especial para Fotos de la Habana, la ilustre periodista Julita Osendi escribía este mensaje con motivo del cumpleaños de Mireya Luis:

Conocí a Mireyita cuando apenas era una jovencita. Fue el relevo de otra grande, la inmensa Mamita Pérez. En los Panamericanos de Caracas 83 empezó su radiante carrera.
Llegó a ser un ícono, un referente mundial. Amada por aficiones de equipos rivales como China y Japón. En Cuba era querida por todos, siempre con su sonrisa amplia, su sencillez, su seguridad, su elegancia.
Buena madre, abuela, hermana, amiga.
Feliz cumple para la sin par Mireya Luis