En 1928 vio la luz el segundo poemario de un creador casi desconocido, un diplomático doctorado en Derecho que se llamaba Mariano Brull, quien iniciaba con este cuaderno la poesía pura en Cuba. 

Mariano Brull nació en Camagüey, el 24 de febrero de 1891. Creció entre España y La Habana, pues su padre oficial español llevó a la familia a residir en Ceuta y Málaga durante cerca de nueve años. En su natal Camagüey creó con algunos compañeros de estudios su primera revista literaria que tuvo efímero recorrido pero en la cual publicó sus primeros poemas y ensayos junto a sus compañeros de estudio.

Mariano Brull el gran desconocido de la poesía republicana

Los andares por tierras distintas dejaron una huella en la percepción del mundo que tendría el futuro poeta. Casi podría decirse que le marcaron, pues una vez graduado de Derecho por la Universidad de La Habana Mariano Brull, deseoso, según algunos de sus biógrafos, por ver mundo acepta, hacía 1917, un puesto en el cuerpo diplomático cubano mientras colabora con la revista El Fígaro.

Mariano Brull
Imagen de Mariano Brull en 1925

Ya se había hecho notar, hacía 1914, como poeta para alguien de la talla de Pedro Henríquez Ureña, quien sería su mentor en la etapa inicial y luego se volvería uno de sus más fervientes admiradores y difusores. Probablemente haya sido el dominicano quien le sugirió la obra de Stéphane Mallarmé y Paul Valéry, autores que influirían mucho en la creación futura de Mariano Brull.

En 1916 ve la luz en Madrid su primer poemario «La Casa del silencio«, con prólogo de Ureña, en el cual hace un análisis que culmina casi en profecía cuando dice:

poesía espiritual, rumbo hacia el lirismo simbólico y el íntimo recogimiento

Este primer cuaderno es aún de fuerte influjo modernista, donde se nota la influencia de Martí, Casal y ,-según Henríquez Ureña- Juan Ramón Jiménez. Pero el inicio del camino futuro que transitará Mariano Brull, está marcado en la búsqueda de la armonía poética, y la perfección de los sonidos.

Mariano Brull

Doce años le tomara transitar el sendero de búsqueda de la voz poética propia, la cual alcanza en su segundo poemario. Será el más celebrado y alabado internacionalmente, con el cual inaugura en Cuba la corriente de la poesía pura.

Alabado por importantes voces como Alfonso Reyes y el propio Paul Valéry, Poemas en menguante (1928) fue una obra rompedora en el panorama poético cubano. E incluso muy celebrada entre los famosos integrantes de la Generación del 27 española, a los cuales Mariano Brull conocía y trataba gracias al tiempo que estuvo destinado en España y Francia.

Entre los aportes poéticos más destacados de su obra se encuentra la jitanjáfora, señalada por por Alfonso Reyes como uno de los grandes recursos poéticos que legó el siglo XX a la poesía. 

Artículo dedicado a Mariano Brull, aparecido en la revista Social en el año 1926

Pues aunque su uso se remonta hasta Lope de Vega, fue Mariano Brull su gran cultor y cuasi creador. Lo curioso es que todo partió de una broma, de un juego del poeta con sus hijas. El cual fue presenciado en una ocasión por Alfonso Reyes, quién quedó maravillado.

La jitanjáfora se caracteriza por estar dirigida a las sensaciones y los sentimiento, usando como recurso fundamental una exquisita sonoridad. 

El siguiente es un ejemplo clásico, que pertenece al segundo poemario de Mariano Brull. Este ejemplo en particular, quien esto escribe lo tomó de un programa de la ESO de Zaragoza, donde los jóvenes estudian a este poeta cubano ya desconocido en su tierra:

LEYENDA

Filiflama alabe cundre

ala olalúnea alífera

alveolea jitanjáfora

liris salumba salífera.

Olivia oleo olorife

alalai cánfora sandra

milingítara girófora

zumbra ulalindre calandra.

En el programa de estudios consultados aparecen opiniones de los alumnos sobre el poema, las cuales por lo interesante transcribimos:

Me encanta. Me traslada a un mundo de fantasía completamente diferente al que conocemos. 

(Vega C. G. 1.º ESO)

Me transmite que la creatividad no tiene límites, que con la imaginación se puede crear arte a partir de palabras inventadas y también me anima a escribir.

(Jorge B. G. 1.º ESO)

Al leerlo me imagino la perspectiva que tiene un águila de un paisaje que ve mientras surca el cielo.

(Leyre A. M. 1.º ESO)

Es un poema divertido y me gusta leerlo en voz alta y rápido porque juega con los sonidos.

(Izarbe L. G. 1.º ESO)

Lo más destacable del poema, además de los sonidos de las palabras inventadas, es el misterio de las mismas. Para cada lector es un posible misterio o mundo y el título «Leyenda» nos invita a entrar.

(Lucía G. L. 3.º ESO C)

Este articulista confiesa, que la primera vez que leyó está poesía, cuando aún no tenía idea quién era Mariano Brull y muchísimo menos que era una jitanjáfora, creyó que estaba escrita en latín.

En total publicó siete poemarios y tradujo del francés obras de Paul Valéry. A la vez que versos suyos eran llevado por otros al francés, aprovechando el fuerte movimiento que alrededor del simbolismo se desarrollaba en París antes de la guerra.

Su último cuaderno Ríen que … (Nada más que …) vio la luz en 1954, dos años antes de fallecer, víctima de un tumor cerebral, el 8 de junio de 1956 en La Habana.