Durante la primera mitad del siglo XX existió en La Habana un fantástico hipódromo, que nada tenía que envidiarle a sus similares de Estados Unidos o Europa. Oficialmente se llamaba Oriental Park, aunque, popularmente, fue conocido como Hipódromo de Marianao, por encontrarse ubicado en la «Ciudad que progresa».

La instalación que ocupaba una extensa área en el barrio de Los Quemados – específicamente desde la calle 102 hasta 112 y 114, indistintamente, y desde la avenida 61 hasta la línea del tren de Guanajay – se inauguró el 14 de enero de 1915, como parte de los esfuerzos del gabinete del presidente Mario García Menocal por dotar a la capital cubana de atracciones turísticas.


El Oriental Park, regido por el American Jockey Club era una majestuosa instalación con todas las comodidades para acomodar para 8 000 espectadores. El área total estaba ocupada, además de por las pistas de carreras y las gradas por los establos, dos imprentas y una herrería; todo circundado por bellos jardines y presidido por el imponente, lujoso y exclusivo Jockey Club.

Oriental Park de la leyenda al olvido

Desde su fundación, el Hipódromo de Marianao u Oriental Park constituyó, no sólo uno de los atractivos preferidos por los habaneros, sino, además una importantísima fuente de empleo para los vecinos de la humilde barriada donde se encontraba la instalación.

Su uso regular fueron las carreras de puras sangres, sin embargo, el Oriental Park no estuvo cerrado nunca a otras oportunidades de negocio. De esa forma organizó también peleas de boxeo y carreras de autos, lo que amplió su público y lo convirtió en uno de los atractivos turísticos más conocidos de La Habana – tanto en Cuba como en el extranjero – y una representación constante en postales y fotografías turísticas de la capital cubana.

Oriental Park_Carreras de caballos en Cuba
Las carreras en el Oriental Park de Marianao gozaron siempre de la preferencia del público

Entre sus visitantes habituales se contaban los hombres de negocio más poderosos del país e incluso los presidentes de la República; una presencia que comenzó a disminuir cuando la prensa de la Isla denunció el control que sobre el Orientel Park ejercía la mafía ítalo norteamericana en alianza con algunos políticos locales. En efecto, tanto Lucky Luciano, como su lugarteniente Meyer Lanski tuvieron intereses en las apuestas del hipódromo.

Increíblemente el Hipódromo de Marianao sobrevivió ocho años a la Revolución Cubana de 1959, a pesar de la ojeriza con la que el nuevo poder miró desde el primer momento a todos los lugares relacionados con los juegos de azar.

Sin embargo, la calidad de las carreras fue disminuyendo de forma constante por la ruptura de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos (muchos de los pura sangres que corrían en el Oriental Park provenían del país norteño), aunque las carreras se siguieron celebrando a grada completa.

Finalmente, en 1967, y sin que mediaran explicaciones el Hipódromo de Marianao echó finalmente el pestillo a sus puertas para nunca más abrir. En la actualidad, todo el área que ocupara antaño la mítica instalación se encuentra ocupada por una base de transporte.