La cubana Neris Amelia Martínez Salazar lo tenía difícil en la vida, mulata pobre del barrio de Cayo Hueso que quedó huérfana muy joven y fue a parar a un colegio de monjas, nada hacia presagiar, ya en su juventud, que aquella mulata que trabajaba de doméstica se volvería una leyenda de Cuba bajo el nombre de Juana Bacallao.

Aparentemente aprendió a tocar el piano y las tumbadoras, sin haber recibido clases de musica. Su suerte cambió un día en que Obdulio Morales la escuchó cantar, mientras la joven limpiaba el piso de unas escaleras -en la esquina de Laguna y Perseverancia-, quedó tan impresionado con la voz de aquella mulatica que le propuso que realizará una prueba, en el Teatro Martí, para un papel en la obra El Milagro de Ochun.

Juana Bacallao

Para Neris Amelia creó Obdulio Morales la guaracha titulada «Yo soy Juana Bacallao», la cual fue un éxito tan rotundo que marcó el nacimiento de la carrera artística de la joven, que ahora se conocería como Juana Bacallao.

Juana se convirtió a partir de ahí en la estrella de los cabaret de La Habana, de donde su fama saldría al mundo. Entre los escenarios nacionales que la vieron brillar se encuentran además de su sede del Hotel Capri:

el Teatro Campoamor, Los Aires Libres de Prado, los cabarets Sans Sousi, Tropicana, Copa Room del Riviera, Parisien del Hotel Nacional de Cuba, Salón Rojo del Capri, Caribe del Hotel Habana Libre, el Bar Alí y Palermo.

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En su carrera compartió escena con muchas de las más grandes estrellas del momento, como:

Nat King Cole, Bola de Nieve, Celeste Mendoza, Ninon Sevilla, Cantinflas, Rosita Fornés, Omara Portuondo, Rafaela Carrá, Benny Moré, Chano Pozo y Elena Burque.

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Juana Bacallao el escabroso camino a la fama.

Cualquiera pensaría que su carrera fue una historia de película, pero no fue así, Juana Bacallao tuvo que abrirse paso a base de gracias y talento desde los circuitos nocturnos de la Habana, pues la TV le estuvo prohibida hasta 1959.

Juana Bacallao

En un principio solo le daban presentaciones en centros de segunda en zonas alejadas del centro turístico de la fama nocturna. Lugares donde los clientes solían tener menos nivel, y ser más groseros. Se dice que en parte gracias a eso fue que poco a poco fue creando ese estilo artístico tan peculiar, donde destaca el desenfado y la teatralidad extrema en la relación con el público.

Estos circuitos de segunda los combinaba con trabajos en carnavales por todo el país, donde su presencia constituía un verdadero atractivo popular. Así fue como Juana Bacallao fue imponiendo su presencia inundando el país desde las clases más bajas.

Juana Bacallao

Pero el triunfo del 59 no cambió de momento las cosas para Juana, los dueños de los circuitos de TV y cabarets seguían siendo básicamente los mismos, por lo que siguió vedada por ser considerada vulgar y representante de un subcultura decadente.

Los cambios que de a poco fueron sucediendo en el país hicieron que Juana Bacallao llegará a los planos más estelares y se volviera la leyenda por la que comenzaron estas líneas.