Monumento a Miguel Ángel Hernández. Casi al final de la avenida Paseo, en su cruce con calle 5ta en el Vedado, muchos habrán reparado en un sobrio monumento que allí se erige desde hace más de 80 años (y que va necesitando de mantenimiento).

El fuste truncado de su columna de orden jónico que simboliza una muerte violenta del elegido, invita a leer las tarjas de bronce que se adosan a su plataforma, en recordación del sargento mayor Miguel Ángel Hernández Rodríguez, devenido en su época como símbolo heróico de los jóvenes caídos en la lucha antimachadista.

Miguel Ángel Hernández el soldado héroe

Activo conspirador, Miguel Ángel Hernández fue detenido el 9 de abril de 1933 en el cuartel de la Batería Quinta del Cuerpo de Ingenieros a la que pertenecía y que radicaba en la esquina de Paseo y 3ra, y escapando de sus captores, recibe en este lugar, un tiro en el pecho y es llevado a la cercana Clínica Modelo La Inmaculada en Calzada No. 88 A (actual No. 664) entre Paseo y A, donde vuelve a ser apresado y apenas llegado al Hospital Militar, lo conducen al Castillo de Atarés, donde es torturado.

Aunque su padre logra entrevistarse con el embajador norteamericano Sumner Welles para salvarle la vida, ya el capitán Manuel Crespo Moreno, jefe de la guardia presidencial de Machado que radicaba en el Castillo de Atarés, lo tenía en tan malas condiciones que al ser consultado por el General Alberto Herrera Franchi, Jefe del Ejército, deciden ahorcarlo el 19 de mayo de 1933 y comunicarle a Welles que no había sido hecho prisionero.

Tenia Miguel Ángel Hernández 26 años. Fue enterrado en el subsuelo de las caballerizas del Castillo de Atarés, y su cuerpo encontrado el 18 de agosto de ese mismo año por una comisión investigadora, que tras la caída de Machado, también encuentra allí los cadáveres del obrero portuario Margarito Iglesias Owen y del estudiante Félix Ernesto Alpízar, asesinados a fines de 1931.

Los restos de ellos tres, fueron velados y homenajeados el 25 de agosto de 1933 en el Aula Magna de la Universidad de La Habana.

Como dato curioso: le correspondió despedir el duelo del sargento mayor Miguel Ángel Hernández ante su tumba en el Cementerio de Colón, al sargento taquígrafo Fulgencio Batista Zaldívar.