Su apariencia actual ya no irradia el esplendor de antaño para una bella foto, pero está ahí todavía, irradiando historia, la antigua casa de Jacinto Pedroso, hoy vivienda multifamiliar en reparación, y ubicada en la calle 13, No. 908 esq. 8.

Todo indica que el inmueble original que estuvo aquí, fue uno de los primeros proyectos de la firma de arquitectos «Morales y Mata» (fundada por Luis Morales Pedroso) en los comienzos de la urbanización del moderno Vedado en 1910, para residencia del rico banquero Jacinto Pedroso Hernández y su primera esposa Rosa González de Mendoza y Freyre Andrade, quien falleciera trágicamente en 1912 en un incendio ocurrido en la residencia. La muy conocida luego, Chea Pedroso González de Mendoza, fue la hija única del matrimonio.

Luego “Morales y Mata” emprendió una reconstrucción del inmueble para 1913 aproximadamente (y que desconocemos las diferencias con el anterior), en que Jacinto Pedroso se casa nuevamente con Mercedes Aróstegui y González de Mendoza, prima de Rosa.

En la reconstruida casa de Jacinto Pedroso nacerán luego sus hijos Víctor M. y Margarita Pedroso Aróstegui.

De casa de Jacinto Pedroso a residencia Beruf

Propietarios, asimismo, de numerosos bienes inmuebles, los Pedroso-Aróstegui, arriendan la mansión en los años 1930 y hasta principios de los 40 como residencia familiar, a Antonio Beruff Mendieta, el Alcalde Municipal de La Habana entre 1936 y 1942, y sobrino materno del coronel del Ejército Libertador Carlos Mendieta Montefur, presidente de la República entre 1934 y 1935.

Durante su administración fue aprobada en junio de 1938, la creación de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana , como un organismo municipal autónomo, y asumiendo la dirección de la misma Emilio Roig de Leuchsenring, quien ya había sido nombrado en el cargo desde el 1ro de julio de 1935.

Si bien se le reconoce a Beruff Mendieta, durante su administración, un apoyo decisivo para consolidar la labor emprendida por Roig y sus colaboradores, en la preservación del patrimonio histórico de la ciudad y de forma general, una aceptable gestión municipal, parece que, como decimos ahora; “ la fama se le subió para la cabeza”.

Resulta que ya a fines de su mandato, a inicios de la década de 1940, con grandes ambiciones políticas, pero poca plata, se le “ocurrió” proponer y hace aprobar en el Ayuntamiento, una partida de 70 mil pesos para edificar un biblioteca pública en el área del conocido Parque Trillo de Centro Habana, para fomentar la cultura e instrucción de niños y jóvenes en ese humilde territorio.

Al poco tiempo, debido a las “quejas” de los pobladores de la zona, el Ayuntamiento de La Habana, decide asignar, par de Actas mediante, otro crédito para “demoler” el inmueble y devolverle al parque, su estado original.

Lo inaudito del asunto es que, ¡nunca se construyó la biblioteca, y mucho menos, se demolió!. Los habaneros de entonces, se referían a ella como “La Biblioteca Fantasma” y a Beruff como más bandolero que Pato Macho, el famoso delincuente que fuera capturado en el mismo Parque Trillo un tiempo antes.