Pocas actrices pueden presumir de haber triunfado en todo…. Susana Pérez es una de ellas. Esta mujer de serena belleza ha sido una estrella del cine, de la televisión, del teatro y de cuanto emprendimiento se ha impuesto en su monumental carrera profesional.

Susana Pérez López nació en Marianao, La Habana el 25 de mayo de 1952. Muy jovencita comenzó sus estudios de actuación en la Escuela de Formación de Actores del Instituto Cubano de Radiodifusión (antecesor directo del ICRT).

Allí recibió clases de Grandes maestros de la televisión como Alejandro Lugo, Alden Knight o Julito Lot, y compartió pupitre con talentosos aspirantes que con el decursar de los años llegarían a tener carreras notables: Irela Bravo, Natasha Díaz, Cristina Palomino, Annia Linares, Jorge Villazón y Frank González, entre otros.

Tras terminar su curso de actuación, la casi adolescente Susana Pérez comenzó a trabajar como locutora de cabina; pero su serena belleza no pasó inadvertida para los productores y pronto obtuvo sus primeros papeles como actriz sustituta.

Poco duraría Susana Pérez como suplemente, pues pronto demostró a todos que era mucho más que una cara bonita. Comenzaron a llegarle los protagónicos y nunca más dejaría de ser actriz principal en la televisión, el cine y el teatro.

Susana Pérez en Rosas a crédito
Una joven y hermosa Susana Pérez en «Rosas a crédito» (1983)

Susana Pérez, estrella de todo

Aunque sea mucho reconocida por sus papeles en el cine y la televisión, Susana Pérez ha sido también una mujer del teatro. En las tablas ha destacado como actriz, como directora y como profesora.

Buena en todo lo que ha emprendido a lo largo de su irresumible carrera profesional, Susana Pérez ha sido, además, presentadora, locutora radial y actriz de doblaje.

Más de una veintena de novelas sumó en Cuba en las casi tres décadas en las que nadie pudo disputarle en la Isla el puesto de primera actriz. Algunas tan memorables como «Rosas a crédito» (1983), «Sin perder la ternura» (1991), «El año que viene» (1994) o «Las huérfanas de la Obrapía» (2000).

Sin embargo, ninguna de las brillantes actuaciones que en ellas desarrolló, se pueden comparar con el impacto que tuvo en el imaginario popular su personaje de Charito en la que hasta el día de hoy se considera la mejor telenovela cubana de todos los tiempos: Sol de Batey.

Sin contar las decenas de mediometrajes y teleplays en los que tomó parte; Susana Pérez aparece en los créditos de unas quince películas.

Curiosamente, su presencia en el séptimo arte, sin ser desdeñable, palidece ante la enormidad de trabajos que a lo largo de los años realizó para la televisión y el teatro.

Quizás la falta de tiempo por el exceso de trabajo en televisión y el compromiso que siempre sintió ante el teatro haya sido la causa de que los cinéfilos no hayan podido disfrutarla más tiempo en la gran pantalla.

Tampoco entre las películas que protagonizó se encuentran muchas que sean dignas de recuerdo, aunque se pueden sacar algunas joyas de la corona del cine en Cuba como «Clandestinos» (1987) de Fernando Pérez y «Amor vertical» (1997) de Arturo Sotto (en ninguna de las dos tuvo papeles protagónicos).

Como formadora de nuevas generaciones de actores, Susana compartió sus experiencias y conocimientos como maestra en el Instituto Superior de Arte y la Escuela Internacional de Cine de San Antonio de los Baños.

En 2008, Susana Pérez decidió dar un giro radical a su vida y abandonó Cuba para establecerse en Miami.

Desde entonces ha mantenido una presencia habitual en los medios del sur de la Florida, aunque sin llegar siquiera a acercarse al reconocimiento y la fama de que disfrutaba en Cuba.

Susana Pérez en el papel de Charito en «Sol de batey»