Santiago Changa Mederos es una de las leyendas más grandes del béisbol cubano y uno de los ídolos de los seguidores de Industriales. Un caballero dentro y fuera del box, elegante en el lanzar e inmaculado en el vestir se considera uno de los lanzadores más completos que han pasado por las Series Nacionales.

Nació Changa Mederos nació el 8 de septiembre de 1944 en Arroyo Apolo (hoy municipio Arroyo Naranjo) en las afueras de La Habana. Comenzó a jugar pelota desde muy niño e integró uno de los equipos de «Los Cubanitos», la Liga Infantil que patrocinaba los Cubans Sugar Kings de Bobby Maduro.

En Los Cubanitos, Changa Mederos jugó, sobre todo, como jardinero y sólo hizo algunas apariciones ocasionales desde la colina de los martirios. El haberse iniciado jugando al campo – y no era nada malo, como demuestra el haber sido seleccionado para participar en un tope amistoso que se realizó en 1958 en Nicaragua – pudo haber influido mucho en que Changa se convirtiera posteriormente en uno de los pitcher más difíciles de dominar en el cajón de bateo.

Changa Mederos, la estrella azul

Por el sabio consejo del receptor Gilberto «El Chino» Valdivia, un todavía adolescente Changa Mederos, decidió realizar la transición de los jardines al box y dedicarse, exclusivamente a lanzar. Su recta, aunque llevaba, no era excepcional, en comparación con algunos de sus contemporáneos como el Meteoro de la Maya Braudilio Vinent, pero sí mostraba una curva bien grande, que de llegar a dominarla, como luego hizo, auguraba una estrella.

Su debut se produjo con sólo 19 años durante la III Serie Nacional de Béisbol, con el equipo Occidentales que dirigía Gilberto Torres; y al año siguiente llegó a Industriales, la que sería la novena de sus amores y en la que terminaría por erigirse en leyenda.

Santiago Changa Mederos
Santiago Changa Mederos

Su curva se convirtió en el terror de los bateadores rivales, porque cuando Changa Mederos venía con control no había quien le diera – llegó a ostentar el récord de ponches para una serie (208) por la friolera de 32 años hasta que el supersónico Maels Rodríguez lo superó en 2001 al poner a abanicar a 263. En la misma Serie en la que logró el récord ponches propinados, consiguió otra marca impresionante: 20 ponches en nueve entradas, que duraría también tres décadas, hasta que el pinareño Faustino Corrales (otro gran curveador) la hizo caer en la Serie XL.

Irónicamente, porque el béisbol suele ser veleidoso y desagradecido; ese año 1969, que fue su mejor año y que lo llevó al Mundial de República Dominicana, no lanzó con Industriales, sino con el Habana, por esas raras decisiones que siempre han lastrado el pasatiempo nacional y que nunca las ha entendido nadie.

Los que le vieron lanzar aseguran que por Series Nacionales no ha pasado ningún otro zurdo con su calidad y que de no haberse visto interrumpida su carrera por su prematura muerte, sus récord hubiesen sido inalcanzables para el resto de los mortales. Changa Mederos fue el primer pitcher de la mano equivocada en llegar a las 100 victorias y 1 000 ponches en Series Nacionales, tuvo un WHIP de 1.09, un PCL de 1.97 y le batearon en total para un irrisorio promedio de 197… Un alfa del montículo.

Desde que se consagró como lanzador, faltó en muy pocas ocasiones al equipo Cuba, en el que lanzó con la misma efectividad con que lo hacia en el Estadio Latinoamericano de La Habana.

El 10 de diciembre de 1979, en la intersección de la Calzada de Managua y la Carretera del Lucero, sufrió un accidente automovilístico a consecuencias de cuyas heridas murió cinco días después. Al conocerse la triste noticia de su deceso, un gran número de seguidores azules, que lo idolatraban, y no pocos de sus rivales en el terreno, le acompañaron con sentidas muestras de dolor hasta su última morada.