Si les menciono a Rosalía Lourdes Elisa Palet Bonavia tal vez muchos no sepan a quién me refiero. Esta interrogante es despejada cuando se dice a viva voz y con un poco de salero: Rosita Fornés, «la gran vedette de Cuba», la «Rosa de Cuba». Una de las artistas más queridas y reconocidas por varias generaciones de cubanos.

Aunque nació en Nueva York, el 11 de febrero de 1923, Rosita fue una genuina cubana, con chispa y garbo. Desde pequeñita amaba el arte, su abuela la sentaba a escuchar óperas mientras le narraba los argumentos. Sus juegos giraban en torno a la música y la teatralidad: actuaba, declamaba y cantaba, le daba igual si su público era el espejo o sus amigas.

Después de mucho insistir a sus padres la dejaron concursar en el programa para aficionados La Corte Suprema del Arte, y el 12 de septiembre de 1938 se presentó en los estudios de la estación radial, cantando la milonga La hija de Juan Simón. Como era de esperar ganó y en este momento decidió adoptar su nombre artístico. A partir de este momento se convertiría en una estrella en constante ascenso.

Además de su talento, Rosita Fornés contaba con mucho carisma y una de las sonrisas más amplias y seductoras de todos los tiempos. Era una mujer de gran belleza, una escultural y voluptuosa figura en la que destacaban sus muslos, fantasía de hombres y envidia de mujeres.

Rosita Fornés
Rosita Fornés con un cigarrillo en la mano, al más puro estilo Marilyn Monroe tropical

Trabajó con los grandes maestros de espectáculos musicales: Germán Pinelli, Gonzalo Roig, Rodrigo Prats, Ernesto Lecuona y Antonio Palacios, a quien consideraba su padre artístico. Fue una de las chicas Lecuona, pues formó parte de su compañía lírica. Es considerada una de las mejores intérpretes de Siboney (mira el video aquí) y Siempre en mi corazón.

Su presencia en las operetas, zarzuelas y revistas era altamente demandada, entre sus participaciones encontramos Cecilia Valdés, Las musas latinas, Los gavilanes, Las Leandras, El asombro de Damasco, La verbena de la Paloma, Lola Cruz, La revoltosa y María la O. Mención especial merece la opereta La viuda alegre, este papel es uno de los más icónicos, no se puede pensar en Rosita Fornés sin que a la mente venga la hermosa viuda Sonia Glavary.

Pero la Fornés no se conformó con estas mieles, también incursionó en el teatro dramático con obras como Don Juan Tenorio, La novela de un joven pobre, Casa de muñecas y La dama de las camelias. Como era tan polifacética participó en el género de la comedia, como parte del elenco de Mario Martínez Casado en el Teatro Principal.

Rosita Fornés

Paralelamente a su labor teatral, Rosita Fornés se presentaba en radio —contratada con espacios fijos— ya fuera en CMQ, COCO o en RHC Cadena Azul.

El cine la adoró con su cámara desde su debut en la película de Ramón Peón Una aventura peligrosa (1939) y Romance Musical. Su carrera filmográfica tuvo un auge significativo en México, donde fue contratada para El deseo, Se acabaron las mujeresLa carne mandaCara suciaMujeres de teatroDel can can al mambo.

Rosita Fornés

Además en el país azteca participó en compañías de revista como vedette y actuó en innumerables teatros. Es proclamada “Primera Vedette de México” por la Asociación de Periodistas Mexicanos y luego de varios años es declarada “Mejor Vedette de América”.

También realizó giras por los Estados Unidos, Venezuela, Honduras y España. En esta nación causó sensación en la comedia musical Los siete pecados capitales, de Algueró y Montorio, donde encarnó siete personajes distintos. 

A su regreso a México, Rosita Fornés fundó con su primer esposo la Compañía de Teatro lírico Medel-Fornés, con la que recorrieron todo el país.

Por desavenencias matrimoniales, regresó en febrero de 1952 definitivamente a Cuba, la tierra que tanto amaba. Enseguida la llamaron para participar en la naciente televisión cubana. Su debut televisivo lo hizo en el espacio Gran Teatro ESSO en CMQ-TV con la opereta La casta Susana, bajo la dirección musical del maestro Gonzalo Roig y nuevamente reunida con Antonio Palacios, Miguel de Grandy, Maruja González y los Martínez Casado. 

Rosita Fornés
Rosita Fornés en La Viuda Alegre

El espacio televisivo le sirvió para mostrar al público su gran versatilidad, interpretó dramas, revistas musicales,  operetas, zarzuelas,   comedias y un amplio repertorio de canciones. La teleaudiencia se tendió a sus pies y la hizo merecedora junto a Armando Bianchi, su segundo y último esposo, del título de Miss y Mister Televisión 1953 respectivamente.

En este fructífero año creó su propia compañía de operetas, que debutó en el Teatro Martí con Pardon Madame, junto a Miguel Bodegas, Miguel de Grandy (padre e hijo), Zoraida Beato, Armando Bianchi y Conchita Brando, con dirección musical de los maestros Gonzalo Roig y Rodrigo Prats.

A nadie puede extrañar que Rosita Fornés se presentara en los mejores teatros cubanos y foráneos. Desde su primera actuación profesional en el Teatro Nacional le sigue una lista de prestigiosas instituciones: Teatro Madrid, Teatro Alcázar (España), Teatro Tívoli (México), Teatro Madison de Los Ángeles, Teatro Latino de Nueva York (Estados Unidos), Teatro Auditórium (hoy Teatro Amadeo Roldán), Teatro Principal, Teatro Campoamor y Teatro Martí.

Los grandes cabarets también se prestigiaron con sus espectáculos, entre ellos el Sans Souci, Tropicana y el Capri, Continental del Hotel Internacional.

Rosita Fornés

A pesar de que durante más de dos décadas el cine cubano obvió su presencia, regresó en 1983 con “Se Permuta”, película que logró un rotundo éxito. En sus últimos años actuó en teleseries y teatros adaptados para la televisión, también realizó giras por teatros de Cuba. Se han editado discos con sus interpretaciones de canciones representativas de la música cubana. Su biografía «Rosita Fornés» , escrita por Evelio Mira, fue presentada en 2001. También se le han realizado documentales biográficos.

A lo largo de su carrera recibió un gran número de reconocimientos, entre ellos la Orden Félix Varela (1995), Premio del Gran Teatro de La Habana (1988) y los Premios Nacionales de Teatro (2001), Televisión (2003) y Música (2005).

El 10 de junio de 2020 Rosita Fornés falleció a los noventa y siete años en Miami. Su cuerpo fue trasladado, siguiendo sus deseos, a Cuba y fue enterrada en el panteón de la familia en el cementerio Colón de La Habana. El mundo del arte y el pueblo cubano sintieron hondamente la partida de esta gran vedette. Todo su público, de las más disímiles edades, quería despedirla y rendirle merecido homenaje. Siempre recordaremos su sonrisa encantadora e inconfundible pelo rubio.