A Rosendo Ruiz Quevedo – conocido como Rosendo Ruiz Jr (porque se llamaba igual al padre, que, como él, es también una leyenda de la música cubana) – se deben dos de las piezas musicales bailables más famosas de la historia: ¡Qué rico vacilón! y ¡Los marcianos!

Con ellas conquistaría fama mundial y se convertiría en uno de los referentes indiscutibles del cha cha chá; aunque también cultivó con éxito la canción y el bolero y fue uno de los creadores del filing… un músico total.

De raza le viene al galgo

Rosendo Ruiz Jr. nació en La Habana el 17 de octubre de 1918, hijo de Rosendo Ruiz Suárez, guitarrista y compositor, y una de las figuras antológicas de la trova tradicional cubana.

En la humilde casa de Ruiz Suárez en el barrio de Jesús María, donde se ganaba la vida trabajando como sastre, acostumbraban reunirse rumberos, trovadores y soneros; un ambiente ideal para que el niño Rosendo desarrollará sus aptitudes musicales, que luego perfeccionaría en el Conservatorio Félix Ernesto Alpízar y en el Seminario de Música Popular dirigido por el pianista Odilio Urfé.

Rosendo Ruiz Suárez
Rosendo Ruiz Suárez, una de las leyendas de la trova tradicional cubana

El primer gran éxito de Rosendo Ruiz Jr. como compositor fue el bolero «Hasta mañana, vida mía», que se convertiría en uno de los himnos del nuevo movimiento del filing, y que popularizó Pepe Reyes en la radio durante la década de 1950.

Rosendo Ruiz entre marcianos y vacilones

No hubo género musical conocido en el que Rosendo Ruiz no incursionara: Escribió boleros, música afro, canciones, bossa nova, guajira, marchas, rumbas… pero, sin dudas, pasó a la inmortalidad por el cha cha chá, gracias a los dos temas cumbres de este género musical: «Los marcianos» y «Rico vacilón»; porque aquello de:

"A la china hay que darle cariño,
a la prieta tremendo apretón,
a la rubia hay que darle un besito,
pero todas gozan el vacilón"

Continúa siendo una genialidad atemporal y sin desperdicio.

Por su parte el cha cha chá «Los marcianos», que ya era popular en 1957, se convirtió en un verdadero escándalo nacional, cuando el 28 de diciembre de ese año, Día de los Inocentes, el director de televisión Joaquín Condall engañó a La Habana (incluyendo a la policía y el ejército) haciéndoles creer que en la Ciudad Deportiva había aterrizado un platillo volador.

Platillo Marciano del que descendieron bailando el cha cha chá de Rosendo Ruiz
Bomberos y policías vigilan el «platillo marciano» en la Ciudad Deportiva. Este truco publicitario convertiría al cha cha chá de Rosendo Ruiz en un hit mundial.

Cuando ya los uniformados atacaban la nave, emergieron de la misma, al ritmo del cha cha chá «Los marcianos» de Rosendo Ruiz, las estrellas de televisión Rosita Fornés, Armando Bianchi, el gordo Rogelio Hernández y la modelo de la cerveza Cristal, Marta Véliz, la célebre «Meneítos».

Todos vestidos de forma estrafalaria y ataviados con capas, cascos y ametralladoras de juguete. A la policía no le hizo ninguna gracia y cargó con todo el mundo para la sede de la Secreta, de donde sólo pudo sacarlos muy tarde en la noche y con billete por el medio, Julio Blanco Herrera, dueño de la Nueva Fábrica de Hielo.

Esta genialidad publicitaria disparó las ventas de la cerveza Cristal y convirtió a «Los marcianos» en la canción que todos querían cantar y bailar, sobre todo si de vacilar a la policía se trataba.

En una época en la que los derechos de los autores musicales quedaban aún en una zona gris, Rosendo Ruiz se erigió en abanderado de los integrantes de su gremio.

Junto con José Antonio Méndez, Giraldo Piloto y Luís Yáñez (todos iniciadores del movimiento del filing) creó la Editorial Musicabana, una agencia que se encargaba de defender los derechos de los compositores sobre sus obras.

Rosendo Ruiz (derecha) y Alberto Vera durante el Festival de la Canción de Praga en 1967.
Rosendo Ruiz (derecha) y Alberto Vera durante el Festival de la Canción de Praga en 1967.

Tras el triunfo de la Revolución Cubana de 1959, Rosendo Ruiz Quevedo se contó entre los músicos de más prestigio que decidieron permanecer en el país. Presidió la Sociedad Cubana de Autores Musicales y realizó varias giras y presentaciones en los países de Europa del Este.

Rosendo Ruiz Jr. quien tuvo una larga y fructífera vida, falleció en La Habana el 27 de junio de 2009, y su muerte acaparó cintillos en Cuba y en el extranjero.