En 1988, cuando el gran Teófilo Stevenson se retiró del boxeo activo, hubo gran incertidumbre en Cuba por el destino de los superpesados, no se vislumbraba un relevo, pero entonces llegó un púgil que no parecía hecho para tan difícil división, se llamaba Roberto Balado y se volvería de oro.

Pocos apostaban por él, pero Alcides Sagarra se dejó convencer por Raúl Fernández, el primer entrenador de Balado, y le dio un chance en Moscú 1989.

Roberto Balado

Yo tenía nueve años y recuerdo el ambiente, el combate y la algarabía posterior. Había miedo entre los aficionados, por primera vez desde los 70 Cuba no parecía capaz de ganar el oro en una de sus más importantes divisiones. Yo no sé, va y los recuerdos de un niño aumentan la cosas, pero en mi mente el ruso era una mole enorme y el cubano un gordito con los brazos más cortos. Pero Roberto Balado era especialista en la media distancia, precisamente por tener poco alcance, y además seguía la máxima de la Escuela Cubana de Boxeo: dar y que no te den. No recuerdo mucho más, sólo la algarabía cuando levantaron la mano del «gordito» cubano y en la Isla nos volvimos a sentir orgullosos de derrotar a los poderosos soviéticos, el relevo de Teófilo estaba asegurado.

Cómo se inicia una leyenda

Al igual que Alcides, su futuro mentor, Roberto Balado no tuvo relación con el boxeo hasta casi los 14 años, en que comienza a dar sus primeros ganchos en el gimnasio donde entrenaba Raúl Fernández, tres años después, en 1987, era Campeón Mundial Juvenil.

El propio Balado comentó en una ocasión:

“Aunque yo nací en Jovellanos»-dijo Balado-, antes de cumplir un año de edad mi familia vino a vivir en La Habana Vieja y poco tiempo después la familia se mudó al barrio El Palenque, a un costado del Puente de La Lisa. Cerca de mi casa estaba el gimnasio de Rolando Rey y a veces me paraba a ver a los muchachos boxeando y, que va, de ninguna manera me decidía a entrar. Aquello de coger golpes así no iba conmigo”.

Tomado de Geocities

Un día Raúl Fernández lo convenció y el «gordito» se subió a un ring, tres semanas después ya estaba inscrito en la preselección nacional.

Pero no la tuvo fácil el matancero nacido el 15 de febrero de 1969, pero criado en La Habana desde que tenía un año, pues aunque tenía condiciones, por su rapidez y velocidad de manos, le faltaba físico para impresionar en una división de verdaderas moles.

Roberto Balado

Pero entre las razones de su primer entrenador, la disposición de Balado a subirse a servir de sparring a cualquiera, pesara lo que pesara , o se llamase como fuera, más los azares del destino -que hicieron lesionar al favorito Leonardo Martínez Fiss- hizo que Alcides, que sabía leer el alma del púgil, le diera el cupo al Mundial de Moscú 1989. Ahí comenzó realmente la leyenda.

La dorada cosecha de Roberto Balado

Entre el mundial de Moscú 1989 y su fatal accidente en 1994 mediaron solo cinco años. O sea, en sólo un quinquenio, el fajador de La Lisa obtuvo un total de 30 medallas doradas en eventos de primer nivel. Ganó todo lo que se podía ganar, obtuvo incluso lo que otros en más años no consiguen.

Su palmarés más importante se resume en:

– Campeón Mundial Juvenil.

– Campeón Olímpico.

– 3 veces Campeón Mundial.

– 2 veces campeón de la Copa del Mundo.

– Campeón Panamericano.

– Campeón Centroamericano de boxeo.

– Campeón de los Juegos Centroamericanos y del Caribe.

– 5 veces Campeón Nacional.

– 5 veces campeón del Torneo Internacional Giraldo Córdoba Cardín.

Roberto Balado
Roberto Balado vs Arnold Venderlidje

Por si estos títulos no fueran suficiente mérito, es preciso decir que en su segundo Campeonato Mundial, en 1991, fue elegido el púgil más sobresaliente entre todos los participantes en el evento. Dosis que repitió en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992, al obtener el premio Val Barrer al boxeador más técnico del torneo.

Peña Deportiva Roberto Balado
Peña Deportiva «Roberto Balado» en el reparto Palatino

Agréguese a lo anterior que solo sufrió en su carrera nueve derrotas en al menos 131 combates. Roberto Balado era de esos deportistas que solo puedes vencer en sueños, pues en un ring y con los guantes puestos, ese hombre era casi invencible.

Falleció mientras iba a sus entrenamientos, un 2 de julio de 1994, víctima de un fatal accidente de tránsito.