Considerado como una de las siete maravillas de la ingeniería civil en Cuba; el Puente de Bacunayagua, en la Vía Blanca y a 18 km de la ciudad de Matanzas, sirve de límite a la provincia del mismo nombre con la vecina Mayabeque.

Mide en total 313. 5 metros y tiene una altura de 103.5, lo que lo convierte en el más alto del país. A su base se extiende un paisaje de incomparable belleza, que obliga al viajero a detenerse en el Mirador construido junto a la entrada oeste para disfrutar de las vistas:

Bajo el puente, las altísimas palmas parecen delicados tallos de flores, que se extienden hasta el mar en la cañada que antaño abriera el río fósil. Al otro lado, el espectacular Valle del Yumurí, inspiración de poetas y base de la riqueza agrícola que una vez disfrutara Matanzas.

¿Por qué se llama Bacunayagua?

El puente, al igual que el río que corre un centenar de metros debajo, reciben el nombre de Bacunayagua, término con el cual los aborígenes cubanos designaban la zona.

Bacunayagua es un área protegida y está categorizada como «reserva ecológica» por el CITMA, debido a la amplia diversidad de flora y fauna existente en el cañón carsificado que ha formado el río a lo largo de los siglos.

Puente de Bacunayagua para unir La Habana y Varadero

El sueño de construir una línea ininterrumpida de hoteles y casinos desde La Habana hasta Varadero comenzó a hacerse posible gracias a dos de las más grandes obras de la ingeniería cubana: el Túnel de La Habana (inaugurado en 1958) y el Puente de Bacunayagua, en 1959.

Construido por la firma Sáenz – Arvesio – Cancio – Martín & Gutiérrez (SACMAG) sobre un proyecto del ingeniero Luis Sáenz Duplace, el Puente de Bacunayagua fue la puntada final de la gran Vía Blanca, la gran carretera turística del litoral norte de La Habana y Matanzas.

Por primera vez en Cuba se ejecutaba un proyecto que se decantaba por semiarcos (sistema Melan), utilizado en puentes prefabricados de concreto armado.



El fuerte viento existente en la altura complicó su construcción, haciendo el proceso final de ensamblaje una operación casi quirúrgica. Más complicada aún, porque para la construcción del Puente de Bacunayagua no se utilizó ninguna obra falsa, sino que se prefabricó en su totalidad, con una cubierta de vigas de hormigón reforzado que salvan 28 metros de luz con un peralto de 1.30 metro y un espesor de 15 cm.

Esta el puente formado por estribos cerrados y las pilas por pórticos de dos columnas que se apoyan en la roca; excepto las tres pilas centrales que se apoyan en sendos arcos poligonales simétricos que se unen en sus nudos por rígidas vigas transversales. Sobre las columnas se encuentra un cabezal que soporta las vigas.

Como en esos años en Cuba las grúas existentes no podían levantar más de 30 toneladas, las vigas (que pesaban 47) se ubicaron mediante armaduras de lanzamiento.

En 2011, tras medio siglo de explotación ininterrumpida (sólo se, le había dado un mantenimiento importante en 1976), el puente fue sometido a una reparación general que se extendió hasta 2015, y garantiza el correcto funcionamiento del viaducto por al menos dos décadas más.


Puente de Bacunayagua
El puente de Bacunayagua en septiembre de 1959, poco antes de ser abierto al tráfico vehicular

La fecha de inauguración del Puente de Bacunayagua se ha fijado en el 26 de septiembre de 1959, pues ese día, la obra (a la que se le daban los toques finales), fue visitada por el Primer Ministro Fidel Castro Ruz, en compañía de Celia Sánchez y otras importantes figuras del Gobierno. Sin embargo, el viaducto no se abriría al tráfico vehicular hasta una semana después, exactamente el 4 de octubre.