Salvador José Zapata, nacido en 1781 en Santa María de Guisamo, Betanzos, Galicia, llega muy joven a La Habana, y comienza a trabajar de dependiente de farmacia. Luego estudia de forma regular y se gradúa de Maestro en Farmacia en la universidad en 1813.
Tiempo después, establece su propia botica en San Ignacio No. 44 y Obrapía, en la esquina diagonalmente opuesta a su bella y colonial residencia de Obrapía No. 20 esquina San Ignacio, uno de los pocos inmuebles del siglo XVII que quedan todavía en pie en La Habana.

Salvador José Zapata, ejemplo de altruismo en el siglo XIX
Zapata, una calle para un hombre bueno
Su constancia y laboriosidad en prósperos negocios, le permiten a don Salvador una vida que no fue de los potentados, pero tampoco con la miseria de los avaros.
Vivió satisfecho de su honorabilidad y preocupado por la suerte de los niños pobres, al decir de sus contemporáneos. Se enamoró y fue novio de una joven vecina suya, hija de un aragonés, pero ella fallece poco después de fiebres palúdicas. Decidió entonces permanecer solo el resto de su vida, pero dedicado en cuerpo y alma a ayudar a los más necesitados.
Frontispicio y puerta principal del inmueble de Obrapía No. 20 en el que se aprecia el escudo de la Orden de Cristo, de la que su propietario original, Don Riveros de Vasconcelos era caballero. A principios del siglo XVIII el inmueble pasó a la propiedad y residencia de Don Núñez del Castillo y Piñero, fundador en 1711 de la ciudad de San Felipe y Santiago de Bejucal y a quien se le concedió el título de Marqués de San Felipe y Santiago, pero no pudo ostentarlo al no sacar el correspondiente Real Despacho Así lucía en el siglo XIX la bella mansión colonial de Obrapía No. 20, esquina San Ignacio, que fuera residencia de Don Salvador José Zapata. Su propietario original en la primera mitad del siglo XVII lo era Don Gsspar Riveros de Vasconcelos, capitán y caballero de la Orden de Cristo Vista en 2021 del inmueble de la calle Obrapía No. 20 (actuales 170 – 172) esquina San Ignacio, con el emblemático balcón corrido de unos de los pocos inmuebles del siglo XVII que aún quedan en pie en La Habana
Tras su fallecimiento el 21 de abril de 1854, en su testamento donaba su botica, nueve casas de su propiedad y dinero en metálico, a la Sección de Instrucción de la Sociedad Económica de Amigos del País (SEAP), con la expresa condición de que fueran empleadas en la fundación y soporte de escuelas por toda la ciudad, para la instrucción de niños pobres, sin distinción de razas.
Así lucía la Calzada de Zapata en 1956 en uno de sus tramos más céntricos y conocidos, desde la Avenida Paseo hacia el Cementerio de Colón Vista actual de la Calzada de Zapata desde la Avenida Paseo hacia la calle 4
Así nacieron las célebres “Escuelas Zapata”, de gran impacto social en La Habana de aquella época. Por el legado y el admirable altruismo de este habanero adoptivo, el Ayuntamiento acordó honrar su memoria nombrando con su apellido al tramo del antiguo Camino de San Antonio Chiquito, conocido por Camino del Cementerio; como “Calzada de Zapata”, (y que luego se extendió hasta Zanja, al urbanizarse los terrenos detrás de la Quinta de los Molinos, a comienzos del siglo XX).

Monumento en el Cementerio de Colón donde reposan los restos de Salvador José Zapata. Obra del escultor José Patricio Sirgado, encargada en 1879 por la SEAP (Calle 3ra entre E y casi esquina a F en el cuartel noroeste)
0 comentarios
Trackbacks/Pingbacks