Uno de los ritmos populares que arrasó en Cuba en la década del 60 fue el mozambique, creado por Pedro Izquierdo Padrón, «Pello el Afrokán», uno de los más grandes percusionista que ha dado la Isla.

Pedro Izquierdo Padrón, que llegaría a ser mundialmente famoso por su nombre artístico de Pello el Afrokán, nació en La Habana el 7 de enero de 1933 y creció en el barrio de Jesús María, bebiendo la savia de su rica herencia africana.

Con sólo 12 años tocaba los tambores y se presentaba en el Teatro Martí con sus hermanos Roberto y Gilberto, con lo que pulió su técnica hasta alcanzar la maestría.

Trabajó como compositor de jingles y luego se dio a conocer como percusionista de variedades en el cabaret Tropicana, en el que causaba sensación al tocar cinco tambores al unísono en el célebre show «Senseribó».

Pello el Afrokán, uno de los más grandes percusionista que ha dado Cuba
Pello el Afrokán, uno de los más grandes percusionista que ha dado Cuba

Pello el Afrokán y las «razones» del mozambique

A los 30 años Pello el Afrokán era ya conocido en toda Cuba, cuando, acompañado de su grupo dio a conocer al público un nuevo ritmo bailable: el mozambique, que se hizo popular inmediatamente.

Siempre en el centro Pello tocaba sus cuatro tambores «oloddu-mare», que a menudo abandonaba en medio de su interpretación para bailar en el escenario, como el show man que era.

«Los tambores con que yo debo tocar el nuevo ritmo son, básicamente, cinco; pero yo ahora estoy usando cuatro por razones del espacio donde aactúo (…) «

Pello el Afrokán

En el éxito arrollador del mozambique fueron decisivos no sólo los tambores de Pello el Afrokán y las elaboradas coreografías que él mismo creara para acompañar a su grupo, sino también la enorme promoción que recibió de las instituciones culturales del Estado:

Desde su surgimiento el mozambique se promovió por éstas como una alternativa «genuinamente nacional» a ritmos foráneos como el rock and roll, cuya influencia en la juventud se consideraba perjudicial y contraria a los estándares de la nueva sociedad que se construía en el país.

Así, Pello el Afrokán se convirtió en una constante en la radio y la televisión cubana, lo que le propició popularidad y fama al artista, pero que al final perjudicó a su arte, pues hasta el día de hoy muchos críticos consideran al mozambique más una «construcción cultural» que un ritmo genuinamente cubano; un razonamiento que parece avalado por la rapidez con que el propio mozambique se apagó y desapareció del escenario bailable del país una vez que desapareció la propaganda que le sostenía.

Sin embargo, en el ínterin recorrió y puso a bailar a medio mundo, desde el Olimpia de París al frío Moscú.

Pello el Afrokán falleció en La Habana el 11 de septiembre de 2011. Había sufrido un largo olvidó que le sumió en un retiro voluntario y, en sus últimos años, aunque todavía brindaba algunas clases particulares de percusión a estudiantes extranjeros, era reacio a realizar apariciones en público o conceder entrevistas.

Aseguran algunos estudiosos de su obra que ese ostracismo fue consecuencia de un evento fatal que le oscureció el alma y le agrió el carácter, pero nadie puede asegurarlo. Quizás se trate sólo de una elucubración más, de las tantas que se tejen alrededor de los personajes de leyenda y Pello el Afrokán era, por más que le pesará a sus detractores una leyenda de la música en Cuba

Entre los legendarios temas que legó al patrimonio musical cubano destacan, «Ileana quiere chocolate», «Mozambique No. 1» y sobre todo «María Caracoles».

Pello el Afrokán y su grupo interpretan María Caracoles