El Parque Néstor Aranguren se encuentra ubicado en la Carretera Vieja de Guanabacoa entre Misericordia y Barreto, frente al policlínico Machaco Amejeiras.

Dedicar un espacio público al que fuera uno de los altos oficiales más jóvenes y audaces del Ejército Libertador cubano, fue una iniciativa del alcalde Guanabacoa, Joaquín Massip Domínguez, quien en 1932 inauguró el parque.

Siete años después se develó el monumento del héroe, construido gracias al aporte popular y a las donaciones realizadas por las logias masónicas de la ciudad.

Néstor Aranguren: el héroe detrás del mármol

Nació Néstor Aranguren Martínez el 14 de marzo de 1873 en el No. 33 de la calle Campanario [1], en La Habana.

Como voluntario del Cuerpo de Bomberos estuvo presente en el célebre incendio de la Ferretería Isasi y durante la visita que realizara a la capital cubana el mayor general Antonio Maceo, fue uno de los «jóvenes de la Acera del Louvre» que integró su escolta.


Néstor Aranguren Coronel del Ejército Libertador cubano

Se incorporó al Ejército Libertador cubano en 1895 como soldado del Regimiento Camagüey con apenas 22 años. Su inteligencia y dotes de mando le hicieron ascender rápidamente en el escalafón militar y en 1897 ya era coronel y jefe del Regimiento de Caballería Habana.

Fue Néstor Aranguren uno de los oficiales más audaces de las fuerzas insurrectos cubanas. En las difíciles condiciones de la guerra en La Habana, y cuando Valeriano Weyler daba por pacificada la provincia, espantó a los españoles con el asaltó -en enero de 1897- al tren de Regla a Guanabacoa en el paradero de Cambute. Esta acción, ampliamente reseñada en el mundo por el arrojo de las fuerzas cubanas, culminó con la captura de oficiales españoles que viajaban en dicho transporte. Con ellos el entonces Coronel Néstor Aranguren tuvo la actitud que luego no tendrían con él sus enemigos, como se observa en la siguiente carta dirigida al Capitán General de la Isla de Cuba:

Ejército Libertador. Quinto Cuerpo. Primera División. Regimiento de caballería de la Habana
En campaña. San Luis, enero 17
A: Valeriano Weyler, general en jefe de las fuerzas de España. Habana.
Señor: A las 10, de la noche del 16 del corriente, ataqué el tren de Regla a Guanabacoa. Un grupo de sus oficiales y tropa iban en él. Los que resistieron fueron muertos, los que no, hechos prisioneros.
Estos son los:
Capitanes:
Andrés Soriano.
Joaquin Otero y
Antonio Pérez Martinez.
Tenientes:
Tomás González y
Antonio Betancourt.
2° Tenientes:
José Morrero
José Velasco.
Pio Gil y
Bernardo Barros
Así como los particulares señores Pedro López, Antonio Gargallo, Auspicio Núñez y Sebastián Macias, y el guarda frenos señor, Juan Mesa.
El teniente Barros, siendo cubano, ha sido colgado como traidor a su patria. Su cuerpo será el inconsciente portador de esta comunicación a Ud.
Los otros, como españoles, han sido todos respetados. Puede Ud. enviar al señor cónsul americano a hacerse cargo de ellos. Los prisioneros aguardaran en las cercanías del poblado de las Minas en el camino de Campo Florido.
Espero que procederá Ud. como caballero pues cualquier acto de mala fe podría costar la vida de los prisioneros indicados.
Patria y Libertad.
Néstor Aranguren, coronel.

Periódico La República Cubana. París. 18 de febrero de 1897.

Intransigente, cuando de la independencia se trataba, Néstor Aranguren, provocó la indignación de los integristas españoles al aplicarle el Decreto Spotorno al teniente coronel español Joaquín Ruiz, tras someterlo a un juicio sumarísimo.

Sorprendido por las fuerzss colonialistas a consecuencia de una traición, murió en desigual combate en la finca La Pita, el 27 de enero de 1898 -aunque la Revista Cayo Hueso, en su número 15 de febrero 13 de 1898 consigna en la portada la fecha de 26 de enero.

Néstor Aranguren
Néstor Aranguren en la portada de la Revista Cayo Hueso

Su cadáver fue conducido a La Habana y exhibido públicamente en los portales del Palacio del Segundo Cabo, donde, el 27 de enero de 1930, el Senado de la República de Cuba, colocó una placa para que no se perdiera la memoria de tan lamentable suceso.

En el octavo aniversario de su muerte su amigo José M. Carbonell publicó en la revista El Fígaro un soneto a su memoria.

Abandonó la casa solariega
y fue a plantar su tienda de soldado
en el hirsuto bosque enmarañado,
como un mancebo de leyenda griega.

Ceñido de laureles en la brega,
en su negro corcel, desmelenado,
parecía un arcángel irritado
en el recio trajín de la refriega.

Cuando erguido, arengando a sus legiones,
al frente de sus bravos escuadrones
a la hueste contraria perseguía,

de Aníbal el recuerdo iluminaba,
al peligro sus órdenes dictaba
y la Victoria, dócil, le seguía!…

JOSE M. CARBONELL.
1906.

Notas

[1] Durante la República la calle Campanario sería renombrada como calle Néstor Aranguren, decisión que sería revocada en 1936 a instancias del Historiador Emilio Roig de Leuchsenring .