Durante su visita apostólica a Cuba, y en apenas cinco días, del 21 al 25 de enero de 1998, el Papa Juan Pablo II cumplió un intenso programa que lo llevó desde La Habana a Santiago de Cuba. El Santo Padre, además de La Habana y Santiago, visitó las ciudades de Santa Clara y Camagüey en las que pronunció sendas homilías [1].

Sin embargo, la mayor actividad de su viaje apostólico a Cuba se desarrolló en La Habana, capital de la República y la ciudad más importante del país.

Juan Pablo II es recibido por Fidel Castro
El Presidente de Cuba Fidel Castro Ruz recibe al Papa Juan Pablo II en el Aeropuerto José Martí de La Habana

Juan Pablo II en La Habana… Palabras para la historia

Ya, el mismo 21 de enero de 1998, casi desde la escalerilla del avión, durante la ceremonia oficial de recibimiento en el Aeropuerto José Martí, el Papa Juan Pablo II pronunció su primer discurso al pueblo de Cuba, como para dejar claro a los que creían que (por su edad, estado de salud u otras razones) mantendría un perfil bajo en la Isla y esquivaría temas espinosos, que se equivocaban de punto a punto.

La Iglesia en Cuba ha anunciado siempre a Jesucristo, aunque en ocasiones haya tenido que hacerlo con escasez de sacerdotes y en circunstancias difíciles. Quiero expresar mi reconocimiento a tantos creyentes cubanos por su fidelidad a Cristo, a la Iglesia y al Papa, así como por el respeto demostrado hacia las tradiciones religiosas más genuinas aprendidas de los mayores, y por el valor y perseverante espíritu de entrega que han testimoniado en medio de sus sufrimientos y anhelos

Juan Pablo II, Discurso en el Aeropuerto José Martí. 21 de enero de 1998.

El 23 de enero, Juan Pablo II se reuniría en el Aula Magna de la Universidad de La Habana con representantes de la cultura en la Isla, en un encuentro al que acudirían las máximas autoridades eclesiásticas del país y el Presidente de la República. Fidel Castro Ruz.

En memorable discurso, el Santo Padre, resaltaría las virtudes del presbítero Félix Varela, cuyos restos descansan en ese recinto y al que definió como un «gran sacerdote y patriota»; hablaría de la notable influencia del Seminario de San Carlos y San Ambrosio en la formación del sentimiento nacional cubano y resaltó la necesidad de…

«(…) que las relaciones humanas, así como el estilo de convivencia social, favorezcan los debidos espacios donde cada persona pueda, con el necesario respeto y solidaridad, desempeñar el papel histórico que le corresponde para dinamizar el Estado de Derecho, garantía esencial de toda convivencia humana que quiera considerarse democrática.»

Discurso de Juan Pablo II durante el «Encuentro con el mundo de la Cultura» en el Aula Magna de la Universidad de La Habana. 23 de enero de 1998.

Términos como «estado de derecho» y «sociedad civil», fueron hábilmente manejados por Juan Pablo II, en un discurso que incómodo algunos oídos presentes, pero que es, sin dudas, una pieza retórica extraordinaria a la que se debería volver una y otra vez como invitación y guía. Su recorrido por la cultura cubana a través de las figuras de Varela y Martí para terminar con un llamado a que las instituciones culturales de la nación y la Iglesia encuentren un camino para el diálogo y la cooperación es, no cabe otra palabra para describirlo… brillante.

Al día siguiente, Juan Pablo Segundo viajaría al Santuario Nacional de San Lázaro en El Rincón para compartir unas horas con el «mundo del dolor». Allí se encontró con médicos, trabajadores y enfermos del leprosorio anexo y saludó con especial aprecio a las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, encargadas de su cuidado.

«La indiferencia ante el sufrimiento humano, la pasividad ante las causas que provocan las penas de este mundo, los remedios coyunturales que no conducen a sanar en profundidad las heridas de las personas y de los pueblos, son faltas graves de omisión, ante las cuales todo hombre de buena voluntad debe convertirse y escuchar el grito de los que sufre.»

Discurso de Juan Pablo II en el Santuario Nacional de San Lázaro. 24 de enero de 1998.

Que el mundo se abra a Cuba…

Juan Pablo II concluiría su visita a Cuba el 25 de enero. Ese día el Papa se reunió con los representantes de las demás confesiones cristianas presentes en la Isla, las cuales habían ganado considerable influencia en el mapa religioso cubano a partir de la crisis económica de los 90.

Durante ese encuentro se reveló el Juan Pablo más conciliador y su discurso llamó a la unión de los cristianos cubanos más allá de sus diferencias:

«Esta circunstancia me ofrece la oportunidad de reafirmar, en esta tierra sellada por la fe cristiana, el irrevocable compromiso de la Iglesia de no cejar en su aspiración a la plena unidad de los discípulos de Cristo, repitiendo constantemente con Él: «Padre: que todos sean uno». «

Discurso de Juan Pablo II durante el encuentro con los representantes de otras denominaciones cristianas. Nunciatura de La Habana. 25 de enero de 1998.

Ese día oficiaría, además, una misa en la Plaza de la Revolución, se reuniría con los obispos cubanos en el Arzobispado y dirigiría la palabra a cleros, seminaristas y laicos en la Catedral de La Habana.

Juan Pablo II partiría de Cuba poco después. Su discurso de despedida lo pronunció en el mismo Aeropuerto José Martí, en los que expresó sus deseos de prosperidad para todos los cubanos e hizo votos por que el pueblo de la Isla superara sus diferencias y alcanzara el bien común:

«Que Cuba se abra al mundo con todas sus magníficas posibilidades, y que el mundo se abra a Cuba. «

Notas y referencias

[1] Todas las intervenciones públicas del Papa Juan Pablo II en Cuba se encuentran disponibles en la web oficial de la Santa Sede.

Ceremonia oficial de recibimiento al Papa Juan Pablo II en el Aeropuerto José Martí y palabras del Santo Padre al pueblo de Cuba