Azota la pandemia en La Habana, el estado declara la cuarentena absoluta, los muertos crecen por día. Así de desolador fue el panorama cuando Cuba enfrentó una gran epidemia en el año 1833.

El cólera es una enfermedad potencialmente epidémica caracterizada por la presencia de diarreas frecuentes de comienzo repentino, acuosas e indoloras. Cursa además con vómitos, deshidratación rápida, acidosis y colapso respiratorio.

Provoca sed intensa, entumecimiento de las piernas, dolor abdominal y coma.

Además es fuente de decaimiento, frialdad, aumento de la viscosidad sanguínea, hipotensión, es afebril o con fiebre moderada. El curso de la enfermedad es breve y puede causar la muerte doce horas después de aparecer los síntomas.

Pandemia en La Habana
las aguas infestadas, el principal desencadenante de la Pandemia en La Habana

Puede adquirirse por el agua contaminada, por heces de personas enfermas, o por los alimentos corrompidos por enfermos o portadores. También las moscas pueden propagar la enfermedad. El contacto directo de persona a persona representa pocos riesgos.

Esta infección intestinal aguda es causada por la bacteria V ibrio cholerae, y además del sufrimiento humano que desencadena, origina reacciones de pánico, desorganiza la estructura social y económica del país afectado. (Pérez y Madrigal)

El cólera es conocido desde hace siglos, y fue a partir del XIX que comenzó a afectar a un número considerable de naciones, lo que en  epidemiología, se conoce como una pandemia.


El mundo ha enfrentado varias de estas  pandemias. 


La primera comenzó en 1817 en la región del Asia suroriental (razón por la cual a la enfermedad se le llame también cólera asiático), y posteriormente se propagó a otras regiones del planeta. 

La segunda ocurrió entre los años 1829 y 1851; la tercera inició en 1852; la cuarta en 1863; la quinta en 1881; la sexta en 1899 (afectó a Europa principalmente); la séptima en 1961 y la octava fue en 1991, (tuvo una fuerte presencia en América Latina).

La primera irrupción epidémica en Cuba ocurrió en 1833, y provocó más de 30 000 defunciones; la segunda, en marzo de 1850; y la tercera, en octubre de 1867. En las tres ocasiones se produjo por el levantamiento de la cuarentena impuesta al comercio marítimo que existía entre Cuba y el mercado internacional. (Pérez y Madrigal)

Primera epidemia de cólera morbo en Cuba. La pandemia en La Habana

Los galenos cubanos estaban preocupados desde 1830 por la posible llegada de la pandemia de cólera morbo que asolaba a Europa y Norteamérica, desde 1831 comenzaron a publicar artículos para que todos los médicos estuvieran preparados para el eventual arribo de la enfermedad.

España, al ver el peligro que se acercaba a sus colonias en América envió una serie de recomendaciones entre las que destacan:

1. Establecimiento de comisiones sanitarias en las ciudades.

2. Medidas de cuarentena en los puertos.

3. Asolear a las personas enfermas en sus casas.

4. Quemar toda la materia en descomposición, eliminar la suciedad, limpiar los desagües y letrinas con cloruro y una porción de cal.

5. Lavar con cal todas las casas de madera, asegurar el flujo frecuente de aire y ventilar las casas para prevenir el contagio.

Cada día estaba más cerca el peligro, pero el Intendente de la Real Hacienda (más preocupado por la salud económica de la oligarquía) decretó la suspensión de la cuarentena a finales de enero de 1833, cuando parecía normalizada la situación sanitaria en los Estados Unidos.

Finalmente, el cólera entró a la Habana.

Al día siguiente del diagnóstico del primer caso, el 26 de febrero de 1833, la Junta Superior de Sanidad trató de mantener los casos de contagios ocultos. Por miedo a afectar las exportaciones de azúcar y demás renglones de la economía

en que no se debía considerar epidémica.

Terminaron por reconocer existencia de una grave epidemia cuando fallecieron por cólera el administrador apostólico del Obispado de la Habana, don Pedro Varela Jiménez y el pintor francés Juan Bautista Vermay de Beaumé.

la pandemia en La Habana
El hacinamiento, otra de la causas de la pandemia en La Habana

Se dice que la epidemia duró cincuenta y cuatro días en La Habana, que comenzó el 25 de febrero y terminó el 20 de abril de 1833, jornada en que los feligreses entonaron el Te Deum en la catedral para dar gracias a Dios por su terminación y haber sobrevivido. 

Pero esto es falso, las instituciones sanitarias y el gobierno aprovecharon para dar por concluida oficialmente la epidemia durante un breve período de disminución de la mortalidad, pues el país se hallaba en crisis económica.

De La Habana se extendió con rapidez al reto del territorio nacional, debido en gran parte a las migraciones hacia el campo de las aterrorizadas familias y al tráfico de mercancías.

«Esta enfermedad prosperó en un ambiente caracterizado por el hacinamiento de gran cantidad de personas, que vivían en deficientes condiciones higiénicas; pero sobre todo, el ocultamiento de la epidemia en La Habana, para evitar que las exportaciones de azúcar se vieran afectadas. 

Por otra parte, tras el discurso del bienestar y la protección del pueblo contra la enfermedad, se diseñaron medidas sanitarias como las “cuarentenas”, producto del ejercicio intelectual de un grupo de profesionales de la medicina, con el apoyo del gobierno y sustentadas en sus creencias sobre el contagio. 

Pero cuando esto puso en peligro el desarrollo normal de las relaciones comerciales y económicas, el capital impuso su punto de vista en detrimento de la población, sobre todo con la justificación del miedo al hambre y del problema que causaría la insuficiencia de alimentos. El capital triunfó.

Resta decir que esta enfermedad tuvo un manejo político en la medida que enfrentó a liberales y conservadores; a los anticontagionistas y contagionistas; y también a los intereses del capital contra los intereses de la población, la cual resultó ser la más afectada, sobre todo la africana y sus descendientes nacidos en la isla.

Por lo anterior, la presencia del cólera en La Habana tuvo un fuerte impacto demográfico y se estima que el diez por ciento de la población falleció por su causa.» 

Beldarraín y Espinosa

La población capitalina era de 159.680 habitantes, lo que representa 15.968 defunciones y una tasa de mortalidad para esta epidemia de 58,5 por cada 1.000 habitantes.

Colera 3
Por varios miles se contaron las víctimas de la pandemia en La Habana

Las inhumaciones verificadas en los distintos cementerios de La Habana y sus barrios limítrofes fueron las siguientes:

Cementerio General………… 5,686

ídem Molinos………………… 1,451

ídem de Marina…………………… 197

ídem del Cerro y Jesús del Monte.. 930

ídem de Casa Blanca……………………….    51

Total      …………………………… 8,315

Estas defunciones ocurrieron solamente del 25 de febrero al 20 de abril. La mayor mortandad diaria fue de 435 cadáveres, el 28 de marzo. (Cristóbal de La Habana)

Realmente no es posible conocer con exactitud el número de muertes, pues durante la epidemia, los médicos y  comisarios de barrios no pudieron  llevar un adecuado registro de fallecidos por hallarse rebasados por la situación. 

En los cementerios se contabilizó de modo escrupuloso la cantidad de cuerpos enterrados diariamente, pero en sus registros no siempre se especificó el sexo, la raza, la edad o la condición civil de los fallecidos.

Colera 2
Grabado de la pandemia en La Habana

Ninguno de los investigadores coincide en la fecha de culminación de la epidemia en Cuba, algunos afirman que fue en 1835 y otros lo llevan hasta 1838. Se considera que luego de La Habana, Matanzas fue la ciudad más golpeada por el cólera.

«Esta primera epidemia de cólera en Cuba propició grandes cambios en la organización de la salud publica colonial, con la sustitución del Real Tribunal del Protomedicato por las Juntas Superiores Gubernativas de Medicina y Cirugía y de Farmacia, así como la creación de las Juntas de Beneficencia y Caridad, extendiéndose las de Sanidad a toda la nación y afrontándose, de esta manera, el desastre epidemiológico que provocó aproximadamente 30 000 defunciones».

Cristóbal de La Habana

Esta epidemia sirvió de inspiración a Ramón de Palma para escribir su novela «El cólera en La Habana«:

“Las personas que aquí quedaban vivían segregadas de todo trato y comunicación, de modo que La Habana parecía el cadáver de lo que había sido; todo en pavoroso silencio y abandono; los pleitos sin curso, el comercio paralizado, las calles sin vivientes.”


Bibliografía

  • El cólera en La Habana en 1833. Cristóbal de La Habana. En: Social (diciembre 1931). Tomado de Sitio de la Biblioteca Rubén Martínez Villena
  • El Cólera en la Habana en 1833. Su impacto demográfico. Enrique Beldarraín Chaple y Luz María Espinosa Cortés. Diálogos Revista Electrónica histórica vol. 15 n. 1 San Pedro Feb/Aug 2014. Consultado en scielo.sld.cu.
  • El cólera en Cuba. Apuntes históricos. Dra. Letier Pérez Ortiz  y Dr. Ramón Madrigal Lomba. Revista Médica Electrónica vol. 32 Matanzas dic. 2010. Consultado en scielo.sld.cu