El Palacio de Villalba, en la intersección de las calles Monte y Ejido es considerado, junto a su contemporáneo, el Palacio de Aldama como la máxima expresión del neoclásico decimonónico en La Habana.

Obra del destacado arquitecto Eugenio Rayneri, el Palacio de la Marquesa de Villalba, como también se le conoce, tardó más de una década en construirse (1863 – 1875) y se erigió con los sillares de la antigua muralla de La Habana, cuyos terrenos fueron subastados y adquiridos por las familias más ricas de la ciudad.

Palacio de Villalba maravilla neoclásica

Aunque es un edificio contundentemente neoclásico, en el Palacio de Villalba se comienzan a apreciar ya elementos del eclecticismo que imperaría en la arquitectura habanera de las últimas décadas del XIX y las primeras del XX.


Los extremos del edificio están rematados por arcos ojivales que rompen con el código más estricto del Neoclasicismo y evidencian la búsqueda de nuevas formas.


Aunque el Palacio de Villalba fue construido con toda la grandeza típica del renacimiento italiano, lo que se puede apreciar en la escala monumental de sus salones y la amplitud de sus galerías y patios, no perdió el típico diseño de la casa señorial habanera, que había quedado perfilado en el siglo XVIII: Piso principal con entresuelo y patio central.

Especialmente hermosa resulta la puerta principal de acceso por la calle Ejido, diseñada bajo los cánones estilísticos de Segundo Imperio Francés, sobre la que se puede claramente observar el «1875», año de conclusión del edificio.



Como indica su nombre, la primera propietaria del Palacio fue la Marquesa de Villalba, aunque pronto el edificio – identificado con el No. 2 de la calle Ejido y hoy 504 – pasó a la propiedad del Conde de Casa Moré (razón por la cual muchos lo identifican también como «Palacio de los Condes de Casa Moré»), el que, a su vez, lo cedió a José Suárez Murias, quien lo convirtió en la fábrica de tabacos «La Flor de José Murias».


Publicidad de «La Flor de José Murias» en la que se puede observar el Palacio de Villalba

La decadencia de la industria tabacalera cubana a inicios del siglo XX y la especulación inmobiliaria marcaron el destino del Palacio de Villalba en la pasada centuria.

Así, como sucedió con otros grandes palacetes de La Habana y el Cerro, las mansiones señoriales del XIX pasaron al inquilinato, a la vez que sus dueños pasaban a vivir en nuevas zonas de privilegio como el Vedado y Miramar.


Palacio de Villalba o de los Condes de Casa Moré a finales del siglo XIX
El Palacio de Villalba a finales del siglo XIX (fotografía de Mestre Petit)

En la actualidad, el Palacio de Villalba se encuentra ocupado por viviendas particulares, el Bar – Cafetería Yumurí (en el ángulo que forman las calles Monte y Ejido) y la Sociedad Cultural Rosalía de Castro.

El uso intensivo del inmueble ha provocado su deterioro y complejiza cualquier restauración futura, debido a las numerosas viviendas que hoy lo ocupan. Sin embargo, el Palacio de Villalba continúa siendo, al día de hoy, uno de los edificios coloniales más hermosos e imponentes de La Habana.