Ñico Membiela ocupa por derecho propio un lugar de privilegio entre los grandes boleristas cubanos. Dueño de una voz tan peculiar que resultaba inconfundible, marcó una época en los años 60 del siglo pasado, tanto en la mayor de las Antillas, como en Estados Unidos, donde residió por más de tres décadas.

Antonio Francisco Membiela nació en el poblado de Zulueta, Las Villas, el 3 de diciembre de 1913. Desde muy niño se fue a vivir con su familia a Cienfuegos, donde su padre estableció la ferretería La Bomba, en la Calzada de Dolores, entre Gloria e Industria.

Con 16 años de edad se presentaba ya en Sagua la Grande, Cienfuegos y Santa clara, acompañado por la guitarra de su amigo Felito Molina. Para poder cantar, Ñico Membiela tuvo que superar la tartamudez que padeció en la niñez; lo que algunos musicólogos opinan influyó en su timbre único, que lo distinguió del resto de los boleristas cubanos.

Ñico Membiela junto a Blanca Rosa Gil en el Cabaret Alí Bar en la década del 60
Ñico Membiela junto a Blanca Rosa Gil en el Cabaret Alí Bar en la década del 60

Ñico Membiela, el duro camino a las estrellas

El ascenso de Ñico Membiela al estrellato fue lento y lleno de escollos: Fue bongosero de la jazz band de Periquín, guitarrista de Juvenal Quesada y hasta, por muy breve tiempo, en 1939, cantante de la recién fundada Orquesta Aragón, que al final se decantó por Pablo Romay.

A pesar de las dificultades – los directores de agrupaciones y promotores temían apostar por una voz tan peculiar – Ñico Membiela no se rindió. En 1943 se estableció en La Habana, donde se enroló con Nené Allué y por un lustro cantó en Radio Salas y la RHC Cadena Azul.

La presencia habitual en la radio lo dio a conocer al gran público, pero no le reportó mucho dinero, por lo que tuvo que simultanear sus boleros con empleos ocasionales y hasta se le vio cantando en las guaguas a cambio de algunas monedas.

Ni siquiera que lo llegaran a comparar con Pablito Quevedo, el «Divo de la voz de cristal» y que el sello Panart le grabara un disco, alumbraron la estrella de Ñico Membiela. Los discos se vendieron poco y el bolerista debió seguir arañando los pesos en los centros nocturnos y en la radio.

Ñico Membiela canta «En las tinieblas»

Finalmente, la suerte le llegaría con casi 50 años, cuando en 1960 grabó «Contigo» y «Besos salvajes», que fueron éxitos inmediatos y le catapultaron a una fama que se le había mostrado tremendamente esquiva.

Ñico Membiela llegó a ser muy popular en la década de 60 y alrededor de él se tejieron varias leyendas populares: Su aspecto delgado y de hombre abatido hizo circular el rumor de que el bolerista padecía de tuberculosis y de que su muerte era inminente (quizás en la búsqueda, dentro del imaginario popular, de más similitudes con Pablito Quevedo, con el que se le analogizaba con frecuencia). También se aseguraba que siempre portaba, oculto bajo el saco, un puñal francés, a la usanza de los guapos, pero también de muchos artistas anónimos que al trabajar en los centros nocturnos de baja estofa y mezclarse con lo peor del «ambiente» sabían protegerse bien a sí mismos.

Convertido en un cantante «vitrolero» como pocos, Ñico Membiela, comienza a presentarse en 1960 en el célebre Cabaret Alí Bar, en Dolores y Carretera del Lucero, junto a Celeste Mendoza y Reynaldo Hierrezuelo. También solía hacer temporadas en el cabaret Guanaroca del Hotel Jagua en Cienfuegos, la ciudad de su niñez.

Boxeo de amor y la censura a Ñico Membiela

A comienzos de la década de 1960 popularizó el bolero «Boxeo de amor» en el que con fina lírica se hace la analogía entre una pelea de boxeo y un acto sexual.

Cada vez que Ñico Membiela salía al escenario, el público le pedía a gritos «Boxeo de amor»; tema que, paradójicamente, sería censurado por las estaciones de radio y las disqueras por razones tan «morales» como hipócritas, pero que al final terminaría grabando igual y que hoy se puede escuchar sin mayores dificultades en Internet.

En 1963, Ñico Membiela salió a cumplir un contrato de trabajo y ya no regresó más a Cuba. Se estableció en Miami, Florida, donde grabó varios discos acompañado de las orquestas de Juanito Márquez, Pepe Delgado y Casino de Tampa.

Ñico Membiela falleció el 13 de julio de 1998 en la ciudad de Miami a los 85 años de edad. Según testigos su último anhelo fue que lo llevaran a Cienfuegos, la ciudad que más amó, aunque no lograra consagrarse en ella.

Ñico Menbiela canta «Boxeo de amor»