Max Borges Recio fue un empresario y arquitecto cubano, hijo del también arquitecto Max Borges del Junco. Está considerado con justicia como uno de los más brillantes exponentes de la historia de su profesión en Cuba.

Nació en La Habana el 24 de julio de 1918, hijo de Enriqueta Recio Heyman y el ingeniero, arquitecto y empresario Max Borges del Junco.

Su padre lo envió a estudiar en los Estados Unidos, donde se tituló en el Instituto de Tecnología de Georgia y perfeccionó sus saberes en la Escuela de Diseño de la Universidad de Harvard.

A su regreso a la Isla se integró a la compañía de su padre «Construcciones Max Borges» que desde entonces pasaría a llamarse «Max Borges e Hijos», al asociarse no sólo Max, sino su hermano Enrique, que también arquitecto.

Max Borges Recio el rompedor de esquemas

Al igual que su padre, Max Borges Recio fue un innovador constante y un espíritu inquieto que sólo entendía la arquitectura en constante evolución.

Al igual que su padre, Max Borges Recio fue un innovador constante y un espíritu inquieto que sólo entendía la arquitectura en constante evolución.

Ya en 1948 impresionó al gremio con el soberbio edificio del Periódico Información en San Rafael 503 – 505 entre Lealtad y Campanario) en el que rompió con los rezagos del Art Déco y el racionalismo académico.

En el impresionante edificio del Periódico Información (porque no hay otra palabra que lo describa mejor) Max Borges rompió con la tradicional utilización del pavés, cegó el cuerpo bajo – en el que se colocó la sala de máquinas – y llevó a la planta superior la redacción.

Ese mismo año 1948, Max Borges Recio construyó el edificio de Jovellar casi esquina Infanta en que la solución que da a la fachada semeja al trabajo de Adolf Loos en París; y, al año siguiente el Centro Médico Quirúrgico del Vedado, al que el Colegio de Arquitectos otorgó su Medalla de Oro de 1949.

Con parte de los emolumentos del premio, Max Borges Recio construiría su nueva vivienda – estudio en la calle 1ra, No. 3205 entre 32 y 34, en Miramar, que los expertos consideran un manifiesto de la arquitectura funcionalista.

Proyecto de Max Borges Recio y su hermano, Enrique, para una Iglesia de los Padres Dominicos en el Vedado (tomado de THE HAVANA GUIDE de Eduardo Luis Rodríguez)

Puro talento y creatividad, las obras de Max Borges Recio siguen provocando admiración hasta el día de hoy por su sobria belleza y una funcionalidad que no se riñe jamás con lo colosal. Así sucede, por ejemplo con el moderno edificio del Club Náutico que el arquitecto diseñara en 1953 con sus enormes portales cubiertos por bóvedas cuyos desniveles producen lucernarios; solución muy semejante a los famosos Arcos de Cristal que concibiera en su momento para el Cabaret Tropicana.

Fue precisamente, en Tropicana donde la inspiración de Max Borges alcanzó su vuelo más alto: sus «Arcos de Cristal» logran una sensación perfecta de ingravidez a la vez que cubren grandes espacios abiertos, capaces de acomodar casi 2000 clientes. Por Tropicana recibiría Max otra Medalla de Oro del Colegio Nacional de Arquitectos.

Curiosamente, y a pesar de no faltarle los grandes proyectos, Max Borges fue un arquitecto que no rehuyó los trabajos sencillos si en ellos podía dejar su huella: En este sentido son muy ilustrativos los diseños de mobiliario urbano que realizó a pedido del Ayuntamiento de La Habana para las paradas de guaguas y que resultaron en dos de las más bellas y funcionales que existen en La Habana, la de 23 y 41, y la de de 41 y 42 en el municipio Playa.

Su colaboración con el arquitecto español Félix Candela llevó a Max Borges a experimentar cada vez más con nuevos materiales y deslizarse por completo hacia el Modernismo: En 1956 construiría la Floristería Antilla del Vedado y al año siguiente el Banco Núñez, en los que haría un uso revolucionario del vidrio y las bóvedas.

Como casi todos los grandes arquitectos cubanos, la obra de Max Borges Recio también se encuentra presente en la Necrópolis de Colón, donde diseñó el panteón de la familia Núñez – Gálvez (1956), una de las pocos sepulcros de estilo moderno que existen en el camposanto y en la que, a diferencia de las tumbas que la rodean no existen elementos escultóricos y/o decorativo, priorizando la ligereza del conjunto en el que apenas se puede observar una cruz sobre la cubierta piramidal de hormigón.

Tras el triunfo de la Revolución Cubana de 1959, Max Borges Recio, al igual que casi toda su familia abandonó Cuba y se estableció en los Estados Unidos, país donde continuó su exitosa carrera profesional.

El brillante arquitecto cubano se mantuvo activo hasta mediados de la década de 1980, concentrándose la mayor parte de su obra en el área metropolitana de la ciudad de Washington.

Max Borges Recio falleció el 18 de enero de 2009 en su casa de Virginia a la avanzada edad de 90 años.

Poco antes de su fallecimiento, la Fundación Cintas (antigua Fundación de Arte Cubano) le otorgó su Premio por la obra de toda la vida.