Justo en la intersección de las calles Prado y Neptuno se encuentra el discreto monumento al periodista habanero Manuel de la Cruz Fernández.

El conjunto, obra del escultor cubano José Vilalta Saavedra, consta de un busto de mármol blanco sobre un pedestal decorado y fue inaugurado el 10 de octubre de 1918 en conmemoración del cincuentenario del alzamiento de Carlos Manuel de Céspedes.

Monumento a Manuel de la Cruz Prado
Antigua tarjeta postal en la que se observa el monumento a Manuel de la Cruz en medio del Paseo del Prado

Desafortunadamente, en 1992 un camión de bomberos impacto el monumento que se quebró en más de 500 fragmentos.

La Oficina del Historiador de la Ciudad, en su propósito de devolver a La Habana todo el esplendor, se dio a la tarea de restaurar el monumento, que fue reinaugurado en el año 2015 respetando el aspecto original.

Manuel de la Cruz el hombre detrás de la piedra

Manuel de la Cruz Fernández fue un destacado historiador, periodista y patriota cubano. Amigo personal del Apóstol de la independencia de Cuba, José Martí, colaboró de forma activa en la preparación de la Guerra del 95 y, en ese propósito, recorrió la Isla para recabar información y reunirse con los conspiradores independentistas.

Al estallar la última guerra de independencia se estableció en Cayo Hueso, donde continuó su incesante labor propagandista en favor de la causa de Cuba. Luego se trasladaría a Nueva York para ponerse a las órdenes del Delegado Tomás Estrada Palma y convertirse en uno de los redactores de Patria, órgano oficial del Partido Revolucionario Cuba (PRC).


Juan Gualberto Gomez con Jose Marti y Jose Maceo
De izquierda a derecha. De pie: Manuel de la Cruz, José Maceo y Guillermón Moncada; sentados: Juan Gualberto Gómez, José Martí y José Dolores Poyo

Entre los numerosos seudónimos que utilizó en su intensa vida como publicista se pueden mencionar: Bonifacio Sánchez, Juan Sincero, El Académico de Banes o Juan de las Guásimas.

Manuel de la Cruz falleció repentinamente en la ciudad de Nueva York el 16 de febrero de 1896, a los 34 años de edad, sin la dicha de poder ver a su patria independiente de España.