Luis Alberto García Novoa es uno de los más grandes actores de la historia del cine en Cuba; una leyenda viva de la gran pantalla, por la fuerza que transmiten sus personajes, su calidad técnica y su capacidad interpretativa; amén de haber logrado mantenerse por décadas en la preferencia del gran público.

Nació en La Habana el 10 de noviembre de 1961 y desde niño estuvo vinculado al mundo del arte y la farándula, pues su padre (llamado también Luis Alberto García también era actor), quizás por esa razón, como en más de una ocasión ha manifestado, nunca pensó seriamente en convertirse en otra cosa que no fuera actor.

Su familia era muy humilde y en la casa de la barriada del Cerro, donde transcurrió convivía con otras diez personas; así que no la tuvo nada fácil, como quizás, por error, viendo su exitosa carrera, puedan suponer algunos.

Estudió en el Instituto Superior de Arte (ISA) y apenas graduado, en 1984, le llegó su gran oportunidad: fue seleccionado para el elenco de la serie de televisión «Algo más que soñar», considerada en justicia como una de las mejores producciones cubanas de todas los tiempos. En ella, y bajo la dirección de Eduardo Moya, compartiría set con estrellas consagradas como su propio padre Luis Alberto García, Martha del Río, Manuel Porto, Rolando Brito y la nueva hornada de actores cubanos de su generación que reinarían en el cine y la pequeña pantalla durante las próximas décadas: Patricio Wood, Beatriz Valdés e Isabel Santos, entre otros.

Luis Alberto García, la estrella

Algo más que soñar le abrió las puertas de la gran pantalla y en 1986, Luis Alberto García hizo su debut en el cine de la mano de Juan Carlos Tabío en el documental Dolly Back.

Al año siguiente protagonizaría «En 3 y 2», su primer largometraje, que sería un gran éxito de taquilla. Sin embargo, la película que lo elevaría a la categoría de leyenda del cine cubano sería «Clandestinos», de Fernando Pérez, estrenada en 1988, en la que compartió protagónico con Isabel Santos. La escena final del filme está considerada como una de los íconos de la cinematografía de la mayor de las Antillas.

A lo largo de su carrera, Luis Alberto García ha actuado en decenas de películas, asumiendo casi siempre papeles protagónicos. Entre las más recordadas se pueden mencionar: «Plaff o demasiado miedo a la vida» (1989), «Adorables mentiras» (1990), «Guantanamera (1995)», «La vida es silbar» (1998), «Madrigal» (2006) o «El premio Flaco» (2008). Resulta difícil encontrar un actor cubano de cine tan prolífico como Luis Alberto o que haya mantenido por tantos años la condición indiscutible de primera figura.

Muy demandando en su oficio de actor, ha sido, sin embargo, Luis Alberto, muy selectivo a la hora de escoger a los personajes que interpreta – como le confesó a Amaury Pérez en la entrevista que le concediera en 2011 para su programa «Con dos que se quieran» – porque, en su opinión:

«¿De qué te vale tener 400 películas, si de esas solo se pueden salvar dos?»

Entrevista con Amaury Pérez (2011)

Aunque también ha trabajado con regularidad para la televisión y a intervalos ha hecho teatro, Luis Alberto García se ha definido siempre como un hombre del cine, al considerar que sólo del teatro – por más alta que sea su condición artística – es imposible vivir y la televisión «va demasiado aprisa la mayoría del tiempo a expensas del producto final».

Admirado y respetado por el pueblo, Luis Alberto García es de los actores que pueden mirar de frente sin vergüenza alguna porque nunca se han doblado. Como él mismo expresara en una ocasión:

(…) Yo he cometido errores como cualquiera, pero he sido leal al tiempo que me ha tocado vivir y al tiempo de las personas que me antecedieron.