El 25 de junio de 1964, a sus casi 93 años de edad, fallecía el Dr. Daniel Gispert García, patriota y General de Brigada del Ejército Libertador cubano, en su residencia de la calle O’Farrill, No. 370 entre Figueroa y D’Strampes, en la barriada habanera de La Víbora.

Fue el Dr. Daniel Gispert uno de los más jóvenes combatientes mambises en alcanzar tan alta graduación militar, (tenía 27 años) y el último de los generales de la Guerra de Independencia en fallecer.

Natural de San Antonio de los Baños, se incorporó a la guerra necesaria bien temprano, en junio de 1895, y se destacó en numerosas acciones militares de envergadura en varias zonas de Las Villas (Combates de Iguará, de Mal Tiempo, de Coliseo, de Calimete, entre otros), lo mismo como médico que como combatiente.

Concluyó la guerra como Jefe del Cuerpo de Sanidad Militar del Consejo de Gobierno bajo la presidencia de Bartolomé Masó.

El Dr. Daniel Gispert en la República

Tras la instauración de la República en 1902, el Dr. Daniel Gispert ocupó diversas responsabilidades en la Sanidad, tanto en Pinar del Río como en La Habana, donde fue Inspector Especial de Sanidad, Secretario de Sanidad y Beneficencia a mediados de los 20, director de la Sala de Veteranos del Hospital Calixto García y director del Asilo de Ancianos de Guanabacoa.

Dr. Daniel Gispert con su familia
El General Dr. Gispert con su esposa Isabel y rodeado de sus nietos en 1941, cuando residían en su casa de la calle Párraga, No. 64, esquina Libertad.

Su carta en 1956 al notable investigador histórico y académico Dr. Luis Felipe Le Roy, junto a la del también General del Ejército Libertador, Dr. Eugenio Molinet (ambos con autoridad y prestigio en el tema) contribuyeron decisivamente a esclarecer para la historia, la no responsabilidad médica del Dr. Máximo Zertucha en la muerte del Lugarteniente General Antonio Maceo.

El General Daniel Gispert recibió los honores militares correspondientes desde esta residencia donde fue velado y hasta el Cementerio de Colón durante su sepelio, como lo ameritaban su alto rango militar y su brillante hoja de servicios a la patria.