La Fuente de la India o de la Noble Habana. Por Emilio Roig de Leuchsenring, Comisionado Intermunicipal de La Habana (1928).

La Fuente de la India o de la Noble Habana

De los muy pocos monumentos estatuarios – Carlos III, Fernando VII, Colón, Albear – casi todos de escaso valor artístico, de la época colonial, existentes en La Habana, el único que merece atención especial, por su simbolismo y su significación histórica, es la Fuente de la India, conocida también por Fuente de La Habana o de la Noble Habana, situada en el Paseo del Prado, actualmente Paseo del Prado, frente al Campo de Marte.

Ese monumento y la fortaleza del Morro, por lo mucho que han sido divulgados fotográficamente fuera de Cuba, en postales, álbum y revistas, han llegado a convertirse en símbolos representativos de nuestra capital y hasta de la misma Isla, ya desde los tiempos coloniales; y los no muy numerosos extranjeros que se Cuba tengan noticias, tal vez no sepan de ella otra cosa, sino que es la tierra del tabaco, principalmente, y del azúcar, ni haya llegado hasta ellos otra visión cubana que la palma, el Morro y la Fuente de la India.

Fuente de la India en 1853
La Fuente de la India o de la Noble Habana en 1853

Al señor Eugenio Sánchez de Fuentes se debe el que conozcamos el nombre del autor de ese monumento: el artista italiano Guiseppe Gaggini. Le fue encargada, en unión de otra fuente para la Plaza de San Francisco, debido a la iniciativa de Don Claudia Martínez de Pinillos, Conde de Villanueva, y ambas costaron 40 000 francos.

Su emplazamiento se realizó en enero de 1837, frente a la Puerta de Este o de Tacón del campo militar, en el sitio donde se encontraba la estatua del rey Carlos III, que fue trasladada al principio del Camino Militar o del Príncipe.

La Fuente viajera

Diversos traslados sufrió desde entonces, la Fuente de la India. Al poco tiempo fue colocada en la segunda sección de la Alameda del Prado, en el espacio comprendido entre el Teatro de Tacón y la Puerta de Monserrate. En 1863, por acuerdo del Ayuntamiento, se trasladó al centro del actual Parque Central, entre la calle de San Rafael y la Plazuela de Neptuno. En 1873 volvió a trasladarse de este sitio al primitivo lugar que ocupara en el Paseo del Prado, pero variándole la posición, de manera que ahora mirara frente al Campo de Marte, donde y como actualmente se encuentra.

Fuente de la India en la última década del siglo XIX
La Fuente de la India en la última década del siglo XIX

Tranquilino Sandalio de Noda, en un artículo publicado en 1841 describió así la Fuente de la India:

Delante de las puertas de la ciudad de La Habana, cerca de donde estuvo la estatua del rey Carlos III, al extremo sur del nuevo Prado o Paseo de Extramuros, construido en 1772, y junto a las verjas y almenadas puertas del Campo de Marte o Militar, se ve una fuente de mármol blanco que se alza en un pedastal cuadrilongo sobre cuyas cuatro esquinas y resaltadas pilastras se apoyan cuatro enormes delfines, también de mármol, cuyas lenguas de bronce sirven de surtidores al agua que vierten en la ancha concha que rodea el pedestal y rebasándose aquella por conductos invisibles, vuelve al interior sin derramarse jamás.

Encima del todo, sobre una roca artificial yace sentada una preciosa estatua que representa una gallarda joven India mirando hacia el oriente; corona su cabeza un turbante de plumas, y de las mismas, la ciñe una ligera cintura con la cual y el carcaj lleno de flechas, que al hombro izquierdo lleva, se conoce que representa alegóricamente la ciudad de La Habana.

Las armas de ella vence esculpidas en el escudo que lleva en su diestra, y en la siniestra, sostiene la cornucopia de Amaltea en la cual, en vez de las manzanas y las uvas, que generalmente la adornan, el artista con un rasgo feliz de inventiva, las ha sustituido por frutas de nuestra tierra, coronadas por una piña.

El frente y la espalda del pedestal semeja la sillería una puerta de arco, y tiene en medio del claro, un surtidor que derrama en la citada concha: alrededor de esta hay un estrecho arriate cercado por una fortísima verja de lanzas de hierro, apoyadas en veinte fases, con sus hachas de armas, teniendo por la espada de la fuente, una puerta casi imperceptible, según lo bien ajustada de su armadura.

Por fuera de la verja hay un ancho paseo circular de mármol blanco, y el todo lo rueda una vela de grama de Bahamas con 16 guardalados de piedra común.