La calle de la Obrapía se encuentra situada en la Habana Vieja, en la zona que antaño quedara protegida por las murallas de la ciudad. Corre de este a oeste, paralela a la calle Obispo, desde la Avenida del Puerto hasta la calle Monserrate y en su trayecto se cruza con las las calles Baratillo, Oficios, Mercaderes, San Ignacio, Cuba, Aguiar, Habana, Compostela, Aguacate, Villegas y Bernaza.

Es una de las calles más antigua de la ciudad y recibió ese nombre por la existencia en la cuadra que forma con las calles Mercaderes y San Ignacio de la llamada Casa de la Obrapía, construida en 1648 y en la cual dos décadas después se estableciera un patronato por el ilustre Martín Calvo de la Puerta con el objetivo de ofrecer, cada año, sostén económico a cinco jóvenes huérfanas para que pudieran encontrar esposo y formar una familia.

Esta soberbia mansión esquinera, es sin dudas la más notable, construida en cualquier época a la largo de la calle de la Obrapía, pero no la única que destaca en el recorrido desde la Avenida del Puerto hasta Monserrate. Dignos de mención son, además, por sus valores patrimoniales, otros inmuebles que se asoman a sus aceras como:

  • La Casa de Luis Pedroso y Echeverría (No. 116), hoy Casa del Benemérito de las Américas Benito Juárez.
  • La Casa de Don Mariano Carbó (No. 11) hoy Casa Museo Oswaldo Guayasamín.
  • La casa del Capitán Gaspar Rivero de Vasconcelos (No. 172), cuyos trabajos de ebanistería son de los más finos y mejor conservados de la antigua Habana.
  • La Antigua «Bolsa de La Habana» uno de los edificios más notables construidos en los primeros años de la República por Purdy & Henderson.

En la calle de la Obrapía como sucede en otras muchas calles del Centro Histórico de la ciudad, varias de sus esquinas fueron conocidas por un accidente natural, un comercio o edificio público, o algún acontecimiento que quedó grabado en el imaginario popular.

Propaganda de un negocio en la calle Obrapía
Publicidad aparecida en la revista Social de un negocio ubicado en la calle Obrapía.

Así, en Obrapía, el tramo entre Habana y Compostela se conoció como La Tahona, por una panadería que allí existió; la cuadra entre San Pedro y Baratillo por «de la Aduana«, por haber estado ese edificio en el lugar; y, la esquina de Villegas como la «del hoyo» por un gran hueco que allí se observaba.