Inducción Cromática se nombra el conjunto monumental que se alza en la confluencia de las calles Zapata, Zanja y G. Suma poco más de dos décadas entre los árboles de la pequeña parcela que en su encuentro conforman esas vías, pero, curiosamente, pareciera llevar una eternidad en ese lugar.

La obra, fruto de la inspiración del artista venezolano Carlos Cruz Diez, uno de los máximos representantes del llamado «arte óptico» fue donada a la Casa de las Américas por el autor en saludo al 40 aniversario de la institución e instalada en su posición el 28 de abril de 1999, como hace notar al transeúnte una tarja de bronce en la que, además, se puede ver la firma del artista:

Inducción Cromática para La Habana

Carlos Cruz Diez, Venezuela 1928

Obra donada por el artista a la Casa de las Américas en ocasión de su aniversario 40

Agradecinientos:

Gobierno de la ciudad de La Habana

Unión Nacional de Arquitectos e Ingenieros de Cuba

Cerámicas Carabobo, Venezuela

Distribuidora de Armas, Venezuela

Carlos Cruz Diez

28 de abril de 1999

Carlos Cruz Diez, quien falleciera en París el 27 de julio de 2019, mantenía una larga relación con la capital cubana desde que se presentara a la II Bienal de La Habana en 1986, de ahí que honrar a la villa de San Cristóbal con una de sus obras.

Inducción Cromática La Habana
Inducción Cromática del artista venezolano Carlos Cruz Diez en la intersección de Zapata y G (Foto de Ruslán Olivares Cúcalo para Fotos de La Habana)

Inducción Cromática en La Habana

El conjunto monumental Inducción Cromática de Carlos Cruz Diez se integra armónicamente con los árboles que le rodean. Se compone de por tres semiarcos construidos en hormigón armado y recubiertos de piezas de cerámica roja, blanca y azul, las cuales están colocadas alternativamente, a semejanza de un teclado de piano, y separadas entre sí por láminas de aluminio.

Inducción Cromática es uno de los monumentos contemporáneos más agradables y estéticos que se han levantado en La Habana en las últimas décadas. Su sencillez y colorido, unidos a su ubicación privilegiada lo han convertido en un espacio querido por los habaneros, si bien su nombre y autor continúan siendo un misterio para muchos, pues leer la placa que se encuentra al pie, obliga a los transeúntes a cruzar unas cuantas calles…

Y, sencillamente, (no hay forma elegante de decir esto): la gente, no está para eso.