La Iglesia de San Juan Bosco, en la calle Santa Catalina entre La Sola y Goss fue uno de los últimos templos católicos que se construyó en Cuba antes de 1959.

Construida sobre una colina que domina el paisaje circundante, desde su alto y peculiar Campanario se pueden contemplar las vistas más espectaculares de La Habana.

Iglesia de San Juan Bosco… Un templo para el santo de los Jóvenes

Ante el sostenido incremento de los fieles de San Juan Bosco en La Habana, la congregación de los salesianos se propuso construir un nuevo templo al Santo de los Jóvenes.

Así, en 1942 adquirieron dos lotes de terreno en la Avenida Santa Catalina entre La Sola y Goss y se comenzó a edificar el templo con un proyecto del arquitecto Juan Freyre, quien aportó parte del dinero para la construcción.

Iglesia de San Juan Bosco en sus primeros años
La Iglesia de San Juan Bosco en sus primeros años

Debido a las escasez de materiales para la construcción que sufría el país como consecuencia de la Segunda Guerra Mundial, las obras avanzaron con relativa lentitud, pero ya en 1943 se pudo trasladar la capilla desde su ubicación anterior en Vista Alegre y D’ Strampes a una de las naves terminadas para oficiar el culto y los padres salesianos se instalaron en las habitaciones concluidas, mientras esperaban la terminación del resto de la estructura.

La falta de dinero provocó que se de tuvieran las obras y entonces la congregación acudió a las donaciones privadas. No sólo se consiguió el dinero necesario para finalizar el templo: en 1944, el arzobispo, Monseñor Arteaga, donó el altar de María Auxiliadora; al año siguiente, el pintor camagüeyano Eberto Escobedo, entregó el cuadro del altar mayor; mientras distinguidas familias habaneras contribuían a la terminación de los altares o los costeaban directamente, como la familia Rivero.

Iglesia de San Juan Bosco vista desde Santa Catalina
Construido sobre una colina, desde el campanario de la Iglesia de San Juan Bosco, se domina todo el paisaje

Finalmente, en 1947, tras un lustro en construcción se concluyó la Iglesia de San Juan Bosco, con la inauguración de su peculiar Campanario [1] (que varios arquitectos de la época criticaron, llamándolo feo y desproporcionado, pero que ha devenido en uno de los símbolos del municipio 10 de Octubre).

En 1955, la señora Clara Ginerés de Cruz (quien presidía la Archicofradía de María Auxiliadora) y su esposo, el coronel Pablo Cruz, donarían a la Iglesia de San Juan Bosco el bellísimo altar de Santo Domingo.

La Iglesia de San Juan Bosco acogía a la Juventud Obrera Católica, la Unión No. 53 de los Caballeros Católicos, los Cooperadores Salesianos y la Archicofradía de María Auxiliadora

Cada año, acompañada de la imagen del Santo, se realizaba, desde la Iglesia de San Juan Bosco, una gran proseción que devenía en fiesta popular.

La arquitectura «peculiar» de San Juan Bosco

La escasez de materiales de construcción, como consecuencia de la Segunda Guerra Mundial, unido a la falta de dinero, condicionaron que en la Iglesia de San Juan Bosco se utilizaran materiales comunes y baratos, y que el templo destaque por su sencillez, cuando se le compara con otras Iglesias católicas erigidas durante la República.

Su planta es basilical con columnas de hormigón que dividen las naves, mientras las paredes interiores y exteriores – en las que abundan grandes ventanales de cristal traslúcido – se levantaron con ladrillo y cemento.

Iglesia de San Juan Bosco - detalle de la fachada
Igesia de San Juan Bosco (detalles de la fachada)

Su interior es sumamente austero y carece de ornamentos arquitectónicos. La fachada, en contraste, se inclina a los códigos románicos, con presencia de arquivoltas de medio punto apoyadas en sendas finas columnas; todo coronado por la efigie de San Juan Bosco y un alto rosetón en forma de flor.

El campanario es la estructura distintiva de la Iglesia de San Juan Bosco y la que ha recibido más críticas a lo largo del tiempo. Un arquitecto contemporáneo lo describe de forma demoledora:

«Estéticamente es muy grande para las proporciones de la iglesia. La cruz de concretó fundido, y de vidrio para iluminarse de noche, casi no tiene brazos, está muy achatada y pierde carácter.»

Construido en cemento fundido y hormigón, la torre es de un tremendo eclecticismo, pues combina elementos románicos, góticos y hasta mudéjares. Al apreciar todo el conjunto del templo, el campanario luce completamente desproporcionado – más cuando se le coronó con una cruz minúscula, casi imperceptible – sin embargo, estas «peculiaridades» son las que hacen de la Iglesia de San Juan Bosco un templo católico interesante.

Notas

[1] El reloj de cinco esferas y las cinco campanas encargadas a la Fundición Pizzuto en San Luis de Potosí, México, se instalarían posteriormente.