Reseña sobre el Hospital Nuestra Señora de las Mercedes (Hospital Reina Mercedes) de La Habana, tomada del libro: «Viaje a América, Tomo 2 de 2 / Estados Unidos, Exposición Universal de Chicago, México, Cuba y Puerto Rico» de Rafael Puig y Valls. Editado en 1894.

Necesitaba un momento de descanso, y aunque parezca extraño, halle muy consolador y efectivo en el hospital de Nuestra Señora de las Mercedes.

Situado en los extremos de la ciudad, en sitio elevado, hermoso, que domina el campo y el poblado, aquella mansión, más que lugar de dolor parece quinta de inválidos donde hallan refugio y amor los ancianos y los desvalidos.

El catalán halla en aquella santa casa el espíritu de la patria pequeña informando todo el servicio del hospital.

Las hermanas son catalanas y como tales dignas hijas de la patria del trabajo y del amor al prójimo.

No he visto en parte alguna hospital más limpio y más hermoso, formado de pabellones independientes, con grandes aberturas, por donde entra el aire aromatizado de los jardines y patios, vasto arsenal de aire puro, constantemente renovado, que oxida todas las impurezas sin dejar rastro en parte alguna de mal olor y suciedad.

La botica es un local lujoso, vasto y limpio; la iglesia sencilla y elegante; la cocina grande, repleta de comestibles de primera calidad, capaz para un servicio intensivo; los jardines están llenos de árboles, arbustos y flores hábilmente distribuídos, la luz entra en todas partes alegrando aquella mansión de tristezas, y el personal, orgulloso de contribuir a obra tan santa, cuida a los enfermos con cariño fraternal.

También pasó por allí la ciencia médica con todos sus refinamientos: el enfermo deja en la puerta su ropa inficionada, que pasa a la estufa, adquiere ropa limpia y propia de un enfermo, y al salir vuelve a hallar su traje limpio y aseado en el compartimiento correspondiente, después de haber tomado baños y duchas, si los ha menester, en local apropiado y provisto de los aparatos hidroterápicos pregonados por la higiene y adoptados por la ciencia.

Hospital Reina Mercedes_La Habana

Vista aérea del antiguo Hospital Reina Mercedes

El que visita aquel hospital no puede impresionarse: sus corredores anchos y ventilados, su aire puro, la luz dando a todas las habitaciones tonos de alegría, los árboles y las flores que saludan al enfermo desde los patios acariciados por la brisa del Atlántico, no dejan al espíritu tiempo ni vagar para que ahonde en las tristezas de aquellos seres que estoy viendo aún:

y entre ellos: mísero convaleciente de fiebre amarilla arrancado a la muerte en hora de crisis tremenda, triste maníaco de luenga barba, cabeza de estudio de viejo que lleva en su cráneo esculpidas huellas de hondas desdichas; mujer que la fiebre atosiga y sueña quizá con vida próspera y dichosa; 0tísico que muere lentamente entre flores que ilumina el sol ardiente de los trópicos…

¿Qué sé yo? seres que la caridad ampara, la ciencia estudia y la religión consuela, qué habrá difícilmente para aquellos desgraciados mayor lenitivo y alegría que el que proporciona al enfermo y al desvalido el hospital modelo de la Habana.