La llamada «municipalización del comercio» en La Habana llegará a su fin el 5 de noviembre, según informaron las autoridades de la capital cubana. A partir de ese día, los habaneros podrán comprar en cualquier establecimiento de la urbe, sin importar su municipio de residencia.

Polémica como pocas, la medida de la municipalización del comercio fue establecida en el momento más crítico de la epidemia de Covid 19 con el objetivo de limitar la movilidad en la ciudad y recibió fuertes críticas de los habaneros, que la consideraron completamente inoperante, al no evitar de forma alguna las aglomeraciones en las afueras de las tiendas (provocadas por el gran desabastecimiento).

Los comentarios más ácidos, acusaron incluso a las autoridades de establecer con la municipalización del comercio, una especie de «apartheid comercial», que impedía a los residentes de los municipios periféricos acceder a la red de tiendas de los municipios más céntricos, mucho más numerosa y habitualmente mejor abastecida.

Sin municipalización del comercio pero con libreta

En la información publicada en el periódico local Tribuna de La Habana, se aclaró, sin embargo, que se mantendrá el uso de la libreta de abastecimiento para los tres productos regulados que se comercializan en la red minorista: detergente (1 kg), pollo (5 kg) y aceite (1 lt).

También se mantendrá la frecuencia de distribución de los mismos: mensual para los núcleos familiares de hasta 9 consumidores y bimensual o tres veces al mes para los de más de 16, en dependencia de su composición.

Los tres productos se seguirán anotando en la libreta de abastecimiento, en la hoja del mes en que fueron adquiridos, justo como se ha venido haciendo hasta el momento.

Se mantendrán, además, en las tiendas el personal anexo de la «lucha contra coleros» (LCC), para el control del acceso a los establecimiento y el control de la distribución; funciones ambas en las que su eficacia es más que dudosa y a los que la población identifica constantemente como parte del vergonzoso entramado de corrupción que golpea al sector del comercio en el país.

La noticia del fin de la municipalización del comercio ha sido bien recibida por los residentes de los municipios periféricos que ven ampliarse sus opciones; no así por los de los céntricos Playa, Plaza y Centro Habana, que temen una avalancha sobre los comercios de sus territorios.

Sí coinciden todos en que la medida no cambiará nada la precariedad de sus vidas, la cual tiene su causa fundamental en la gran crisis económica que sufre el país.