Cuando en 1903, y con solo 5 años, Gregorio Fuentes embarcó junto a su padre en el buque donde este trabajaba no podía imaginar que bajaría del mismo huérfano. Con seis años llega a La Habana, ya sin su padre, ante él una ciudad extraña, y en sus bolsillos solo su suerte.

Nació en Lanzarote, Islas Canarias, el 11 de julio de 1897, en una familia de lobos de mar tremendamente pobres.

Creció acogido por la comunidad canaria de Casablanca, y entre ellos se hizo marino -como el padre-, experto nadador que solía cruzar a nado la bahía, para ahorrarse el dinero del transporte, para trabajar bañando caballos en la ciudad.

Si alguien le hubiese dicho a ese niño, pobre y huérfano, que el mar y un norteamericano enorme le harían famoso seguramernte no lo habría creido.

Como buen isleño trabajó duro, afincó el lomo en las redes de pesca, y cuando reunió el dinero se fue a España, a buscar a su familia y traerla a una vida mejor.

En ese viaje conoció a su prima Dolores, con la cual se casó y fue su esposa por 70 años.
El niño que había llegado huérfano y solo a una ciudad despiadada y que sobrevivió gracias a la acogida de sus coterráneos no olvidó a su familia.

Gregorio Fuentes el pilar de «El Pilar»

Su suerte cambió un día de 1928 cuando conoció al papa, como le llamaban a Hemingway los pescadores de Cojímar, y este le contrató para patrón de su yate El Pilar. En la práctica sería su mano derecha en La Habana hasta el suicidio de aquel en 1961.

Gregorio Fuentes
Gregorio Fuentes, Hemingway y El Pilar

Con el papa persiguió peces en el golfo, sorteó huracanes en alta mar, cazó submarinos en las aguas del Caribe, le descubrió el mundo de los pescadores pobres de su zona, y ya de paso se convirtió en uno de los modelos para el personaje central de El Viejo y el mar, es además el Antonio de Islas en el golfo.

Gregorio Fuentes en cierta medida salvó de mil muertes al gran escritor de la «generación perdida» norteamericana.

A la muerte de Hemingway, el Pilar, valorado en 500 000 dolares en aquel entonces, pasó por testamento a su propiedad, el papa le legaba el barco del que hacía años él, Gregorio, era su pilar.

Compradores de medio mundo se le acercaron, un hombre ya mayor, con semejante tesoro seguramente sería un vendedor fácil.

Gregorio Fuentes
El Pilar en Finca Vigía

Pero la lealtad valía para Gregorio más que lo que costaba El Pilar, y lo donó a Cuba, para que fuera exhibido en Finca Vigía, donde vivía Hemingway. A cambio el gobierno cubano le entregó el Hill Noe, una lancha de 20 pies de eslora y motor de 25 caballos con el que siguió pescando en las aguas del golfo.

Luego de la muerte de papa Hemingway los pescadores de Cojiímar, usando el material de las propelas de sus barcos, le mandaron a hacer el primer busto que tuvo el gran escritor en Cuba y el mundo.

No tiene certeza este articulista que Gregorio haya tenido que ver en el asunto, pero algo le dice que tuvo que sí y mucho.

Los años de vida junto al escritor hicieron que luego de la muerte de aquel este se haya vuelto referencia obligada para turistas e investigadores que venían a La Habana a rastrear los pasos cubanos del gran novelista.

Gregorio Fuentes
Gregorio Fuentes en la sala de su casa. Al fondo y en el álbum puede verse a Hemingway

Finalmente tras haber vivido intensamente Gregorio Fuentes murió un día 13 de enero de 2002, a la increíble edad de 104 años.