No resulta aventurado afirmar que ninguna firma de arquitectos ha ejercido un impacto tan grande sobre La Habana y ha dejado una huella tan notable en la ciudad como Govantes y Cabarrocas, de Evelio Govantes Fuertes y Félix Cabarrocas Ayala.

Evelio Govantes Fuertes nació en el año 1886 y se graduó en Arquitectura e Ingeniería Civil en la Universidad de La Habana en 1907.

Ya desde antes había ejercido su primer cargo público como delineante del Negociado de Construcciones Civiles y Militares de la Secretaría de Obras Públicas. En 1913 fue nombrado director Director de Obras Públicas del municipio de La Habana, responsabilidad que ocupó hasta el año 1925 en que pasó a ser Jefe del Departamento de Fomento, posición desde la que se ejecutaron obras notables como el Dispensario Joaquín Albarrán, la Casa de Socorro municipal o el Colegio José Miguel Gómez.

Evelio Govantes Fuertes Puente sobre el río Zaza
Un joven Evelio Govantes Fuertes en 1911, cuando, como ingeniero dirigía las obras del puente sobre el río Zaza

Firme defensor del patrimonio arquitectónico heredado de la colonia, Evelio Govantes llevó a cabo, desde su cargo en el Ayuntamiento de La Habana, la restauración de los edificios públicos y coloniales que circundaban las Plazas de la Catedral y de Armas, que, a propuesta suya serían declaradas Monumento Nacional, lo que les brindó un grado de protección oficial y contribuyó, en gran medida, a que no fueran devoradas por la «modernidad».

En esa misma línea presidiría la «Comisión de Historia, Ornato y Urbanismo de La Habana» y fue un distinguido miembro de la «Comisión Nacional de Urbanismo y Monumentos».

Fulgencio Batista lo nombró Ministro de Obras Públicas en 1942 durante su primer mandato constitucional; cargo que ejerció Evelio Govantes con constancia y probidad, en medio de las tremendas limitaciones económicas que impuso al país la II Guerra Mundial y que afectaron especialmente a la cartera que él desempeñaba.

Evelio Govantes de Govantes y Cabarrocas

Mas, si Evelio Govantes fue un notable servidor público, su obra como arquitecto es colosal; tanto, que no se puede concebir La Habana sin su legado.

Junto a Félix Cabarrocas creó la firma Govantes y Cabarrocas, la cual proyectó varios de los edificios más importantes de La Habana; comenzando por el Hospital General Freyre de Andrade (Emergencias) en el paseo de Carlos III, el cual construyó el también arquitecto Rodolfo Morari dentro de los cánones más rigurosos del clasicismo.

A partir de ese momento Govantes y Cabarrocas se convertiría en la más importante de las firmas de arquitectos de Cuba, como lo demuestran las obras que proyectó, sobre todo en La Habana.

Entre las más importantes se cuentan, sin dudas, la «Dolce Dimora» – el esplendido palacio renacentista del coronel Orestes Ferrara en la calle San Miguel, No. 1159 – que ocupa hoy el Museo Napoleónico; el Hospital Elvira Machado (Maternidad de Línea); la Biblioteca pública de Carlos III , que hoy acoge al Instituto de Literatura y Lingüística; el demolido Hospital Infantil Pedro Borrás, uno de los íconos del Art Déco en Cuba; el palacete de Catalina Lasa y Don Pedro Baró en Paseo, No. 406 y el monumento al Maine en el Malecón habanero.

Siempre en sociedad con Félix Cabarrocas, Evelio Govantes proyectó, además, el edificio de la Biblioteca Nacional José Martí en la Plaza Cívica; el pabellón cubano en la Exposición Internacional de Sevilla 1929; la Iglesia de Nuestra Señora del Carmen en la calle Infanta; el reparto Lutgardita en Boyeros; el edificio del Ministerio de Obras Públicas (hoy Ministerio de la Construcción); el nuevo Ayuntamiento de La Habana (hoy MINFAR); y, por supuesto, el Palacio de Bellas Artes y el Capitolio Nacional, en el que también Govantes y Cabarrocas dejó su huella, junto a los arquitectos Raúl Otero y José María Bens Arrarte.

A diferencia de otros colegas suyos, quienes nos dejaron numerosa prensa, Evelio Govantes (y también su socio Félix Cabarrocas), escribieron poco; aunque, ocasionalmente artículos bajo su firma aparecieron en la revista Arquitectura.

Inconforme con la radicalización del gobierno cubano, Evelio Govantes abandonó la Isla poco después del triunfo de la Revolución de 1959 y se estableció en los Estados Unidos, donde murió casi centenario en 1981.