La tragedia acompañó siempre al Palacio de Aldama. Construido por el cabeza de familia Domingo Aldama en 1840, la construcción tenía dos viviendas independientes, la del cabeza de familia y la colindante que fue un obsequio de boda para su hija, la poeta Rosa Aldama y su cónyuge, el destacado humanista Domingo del Monte.

La residencia se extiende por la mayor parte de la manzana comprendida entre las calles Amistad y Estrella, siendo su dirección Calle Reina No.1, la estructura consta de dos viviendas separadas pero construidas simultáneamente bajo el mismo diseño.

Pese a que se conoce con su nombre, en este palacio Miguel Aldama y Alfonso habitó muy poco tiempo en dicha residencia. Su boda fue en 1844 con la señorita de buena sociedad Hilaria Font. Para ese momento su hermana y Domingo del Monte se encontraban exiliados en París, donde fallecería Rosa al dar a luz ese mismo año. Quedando así el acaudalado Miguel y algunos familiares de Domingo del Monte como los moradores de la vivienda.

Dicen que el dinero no garantiza la felicidad…

Pese a su riqueza no se puede decir que fueran años felices para los Aldama. Tras el fallecimiento de Rosa, en el año 1845 se suicidó Gonzalo, otro de los hermanos de Miguel Aldama, esto provocó que la familia adinerada se acongojara y que la matrona doña Rosa Alfonso sufriera grandes problemas de salud. Miguel era conocido por sus ideas contrarias a la metrópoli española y su coqueteo con las corrientes anexionistas. Tras el grito de Yara de 1868 tomó posición defensora de la causa insurreccional y su casa sufrió la ira de los defensores del Reino de España la noche del 24 de enero de 1869 dentro de los disturbios conocidos como los sucesos del teatro Villanueva.


Estos hechos provocan que en 1870 Miguel se exilie en Nueva York con su padre. Allí continúo prestando ayuda a los mambises que luchaban en los campos de Cuba. Debido a la animadversión desatada hacia su persona por las autoridades en la isla en 1876 el gobierno español se adjudicó las dos casas que formaban el palacio. Miguel Aldama falleció en La Habana en 1888, en casa (Prado 84) de su amigo José María Zayas, pero sin el poder económico de antaño. Sus restos descansan en el cementerio de Greenwood, Nueva York.

Características del Palacio de Aldama

Está ubicado en la zona de extramuros de la ciudad vieja, una de sus entradas da al Parque de la Fraternidad (antiguo Campo de Marte). Por lo que en la actualidad está en el centro de la ciudad. La obra fue realizada en cantería con cierres interiores de las más finas maderas.


Destacan sus amplios salones que podían albergar hasta a cien personas y donde se reunieron las familias habaneras más adineradas de la época. Remarcables también sus escaleras de caída, junto con el trabajo de madera de las barandas, y el patio interior típico de las construcciones coloniales cubanas. Su arquitecto fue el dominicano Manuel José Carrerá, quien diseñó una fachada suntuosa de 56 metros sobre la calle Amistad, entre Reina y Estrella, de influencia barroca aunque el resto del palacio se considera dentro del estilo neoclásico.

El diseño original era de dos alturas, pero posteriormente mientras era usado como sede de una fábrica tabacalera se le añadió un tercer piso que fue retirado años después. Su interior todavía posee destellos de la elegancia y las obras de arte que adornaron sus paredes.


Actualmente está proyectada una restauración que se ha prolongado por años. Programada su implementación en profundidad una vez que la institución que hace uso actual de la edificación, es la sede del Instituto de Historia de Cuba, se mude a una nueva ubicación.

Algunas curiosidades:

La casa de Miguel Aldama estaba considerada el palacio más bello de La Habana capaz de emular con los neoclásicos palacios italianos, fue innovador pues en el cuarto de baño tenía el primer inodoro (water-closet) que se instaló fuera de Inglaterra, donde se había inventado. 

Cuentan las leyenda, además, que para la boda de un hijo cubrieron los suelos del palacio con monedas de oro. Lo curioso está en que las autoridades prohibieron que se pisoteara la cara de su majestad por lo cual cubrieron el suelo con las monedas de canto.


Declarado Monumento Nacional por Carlos Prío Socarrás en 1949 el palacio ha albergado la fábrica de tabacos La Corona, la fábrica Partagás, la compañía británica The Havana Cigar and Tabaco Factories Limited, el Banco Hipotecario Mendoza, la Academia de Ciencias, el Instituto de Etnología y Folklore y el Instituto de Historia de Cuba.