Juan Bautista Vermay de Beaumé (1784-1833) fue un francés que, además de pintor, también fue arquitecto, decorador y escenógrafo.

Llega la Habana en 1816 y trae consigo cartas de recomendación atribuidas al pintor español Francisco Goya, y otra, del príncipe Luis Felipe de Orleáns.

En 1818 fue el primer director de la Academia Gratuita de Pintura y Dibujo de La Habana (actual Academia de San Alejandro), donde estuvo hasta 1833, cuando murió, víctima de la gran epidemia de cólera de ese año.

En 1826 sus óleos “La primera misa bajo la ceiba memorable”, y “Constitución del primer cabildo”, y el de 1828 “Solemne fiesta religiosa oficiada por el Obispo Espada, con motivo de la inauguración del Templete” lo inmortalizan también como intérprete de un mito: el de la fundación de la villa de San Cristóbal de La Habana. Los tres pueden ser apreciados en El Templete.



En 1827, Juan Bautista Vermay proyectó y edificó el teatro El Diorama en un terreno yermo al fondo del antiguo Jardín Botánico de La Habana (calles de Industria, San Rafael, Consulado y San José), el que se constituyó en una popular sala de teatro, admirablemente pintada por Vermay. Fundado en 1828 tendría una vida efímera pues desapareció en 1846, tras el paso de un ciclón que hizo imposible su recuperación.

Trabajó, además, Juan Bautista Vermay, la pintura religiosa, por lo que restaura los frescos de Perovani en la Catedral de La Habana; pinta un San Ignacio de Loyola para la iglesia de San Nicolás, una Virgen del Pez para la del Ángel, un San Juan Bautista y una Virgen de Guadalupe para la de la Caridad; piezas que muchas veces fueron víctimas de deterioro, por la ignorancia en pintura de los encargados de esos templos.