Hospital Angloamericano. En la bellísima mansión de la calle 2, No. 352 esquina a 15, Vedado, construida en los 20, radicó desde principios de los años 40, el Hospital Comunitario Angloamericano del Vedado, perteneciente a la Anglo-American Welfare Foundation, fundada en La Habana en 1927 y que tuvo su sede social en la calle San Juan de Dios No. 9 entre Habana y Compostela (además contaba con otra Clínica en Aguiar No. 108 entre Chacón y Cuarteles).

Hacia el Hospital Angloamericano fue trasladado la noche del 6 de agosto de 1946 el Rey del Azúcar, Julio Lobo Olavarría tras sufrir un atentado que lo dejó en estado critico, el mismo día que cerró el negocio de la compra mayoritaria del Central Caracas S.A. de San José de las Lajas, en copropiedad con la familia Cacicedo.


Antiguo Hospital Angloamericano en el Vedado

Aspecto actual del antiguo Hospital Angloamericano en calle 2, No. 232, Vedado.


Milagro en el Hospital Angloamericano

Se dirigía a su residencia de 5ta Avenida entre 38 y 40 en Miramar, cuando fue disparado desde otro auto en movimiento que se le arrimó al suyo, recibiendo dos impactos en la cabeza y uno en la pierna.

La familia gestionó, por razones de seguridad, equipamiento y cercanía, su ingreso en el Hospital Angloamericano (sus padres y hermanos vivían a menos de tres cuadras del lugar).



A Julio Lobo lo operaron dos de los mejores cirujanos del país: el Dr. Carlos M. Ramírez Corría, entre los diez mejores neurocirujanos del mundo en esa época; el Dr. Antonio Rodríguez Díaz, eminente cirujano cardiovascular, el primero que realizó en Cuba luego, en 1947, una compleja operación “cerrada” de tetralogía de Fallot; y los anestesiólogos Dr. Servando Fernández Reboull y Dr. Hilario Anido.

Parecía imposible, pero lo salvaron sin secuelas graves y con 10 cm menos de hueso craneal. Fue su fisioterapeuta, el profesor Arturo Pfeffer, quien tenía su gimnasio en 13 No. 1053 entre 12 y 14, y que en apenas seis meses contribuyó a revertir su diagnosticada parálisis del lado derecho, a sólo una cojera.



Aquella exitosa e histórica operación quirúrgica en el Hospital Angloamericano del Vedado acrecentó el prestigio de todos estos profesionales, y marcó un hito en la neurocirugía universal:

El cráneo de Julio Lobo estaba astillado y no existían en 1946 los instrumentos idóneos para tratar las partes blandas afectadas, por ello el Dr. Ramírez Corría tuvo que remover con su propia lengua las astillas incrustadas para poder extraerlas, algo inédito en esos anales.

Julio Lobo falleció 37 años después, a sus 84 años.

El asesinato de John Lester Mee

En el Hospital Angloamericano del Vedado fue ingresado mortalmente herido, el 8 de abril de 1947, el abogado y playboy norteamericano John Lester Mee, con un disparo de calibre 22 en la nuca, asestado por su amante, la bailarina norteamericana Patricia Schmitd, conocida artísticamente por “Satira”.



Ella se venía presentando en el hotel Sevilla en ese tiempo, y vivían juntos en el yate “Satira” fondeado a unos metros del Muelle de la Luz en la bahía de La Habana y donde, según su versión en el juicio, Jack Mee la maltrataba y retenía al descubrir que era casado y que ella pretendía abandonarlo.

En medio de un altercado, le disparó con su arma. El también exmarine, falleció en el Hospital Angloamericano, cinco días después, el 13 de abril de 1947, y su padre que vino de Estados Unidos y logró verlo con vida, acusó a Patricia de ser responsable de su muerte.


Comenzó luego uno de los juicios que más ríos de tinta y lágrimas derramó en la época republicana y que involucró sentimientos encontrados en buena parte de la gente.

Joseíto Fernández en su muy popular programa de Crusellas en CMQ “El Suceso del Día”, le dedicó unos versos en su “Guantanamera” rogando compasión por ella, y el afamado cantante Daniel Santos, en la cumbre de su popularidad, compone e interpreta junto a la Sonora Matancera, el antológico bolero-tango “Patricia” que la inmortalizara y que movilizó a la opinión pública nacional.


El popular cantante Daniel Santos, el inquieto «Anacobero» le dedicó su bolero tango «Patricia» que la inmortalizara y que movilizó a la opinión pública nacional en favor de Satira


Finalmente Patricia Schmitd fue condenada a 15 años de prisión por homicidio involuntario, pero sólo cumplió 17 meses en la cárcel de mujeres de Guanajay, pues el presidente Grau la indultó en octubre de 1948, poco antes de concluir su mandato.


Patricia de Daniel Santos