El antiguo Dispensario Tamayo, en el No. 621 de la calle Zulueta, esquina Apodaca era una clínica pública que brindaba servicios de medicina general, ginecología, urología, oftalmología y otorpedia entre otros.

Se fundó el 22 de agosto de 1900 durante la Primera Ocupación Norteamericana, en el No. 74 (antiguo) de la calle Monte, con el nombre de Dispensario de Pobres y su primer Consejo de Dirección estuvo presidido por el sabio Carlos J. Finlay.

Dispensario Tamayo

En la reunión de septiembre de ese mismo año fundacional, el Consejo de Dirección del Dispensario de Pobres acordó modificar el nombre de la clínica y nombrarla Dispensario Tamayo, en honor al Secretario de Estado y Gobernación Diego Tamayo, notable higienista y motor impulsor de la institución.

Bajo su entusiasta empuje, el Dispensario Tamayo abrió nuevas consultas de corazón y pulmones, radiología, un laboratorio clínico y un departamento de Cirugía Dental.

Por gestiones del Dr. Tamayo ante el gobierno de Tomás Estrada Palma, el Dispensario se trasladó en 1902 a una casa propiedad del Estado cercana al antiguo Arsenal.

Finalmente, cuando ya el Dr. Diego Tamayo había sido nombrado director del Dispensario que llevaba su nombre, se construyó para la clínica el nuevo edificio de Zulueta y Apodaca.

Para ello se situaron, según el Decreto 878 de 19 de agosto de 1907, dos cantidades de dinero: una a cargo de los fondos del tesoro que ascendía a 27287, 28 y otra a cuentas de la Havana Central Railway, de 20000 pesos, pues dicha compañía ocuparía los terrenos donde se encontraba anteriormente el Dispensario Tamayo.

El inmueble de dos pisos e imponente aspecto neoclásico, con largo portal corrido e imponentes columnas toscanas y dóricas, tanto por Zulueta como por Apodaca, sería inaugurado en diciembre de 1908 y aún en su frontis se pueden leer con claridad la leyenda «Dispensario Tamayo».

En ese nuevo edificio se produjo el 10 de marzo de 1909 – y también a instancias del Dr. Diego Tamayo Figueredo (quien fuera su primer Presidente) – la fundación de la Sociedad Cubana de la Cruz Roja. Bajo el No. 621 de la calle Zulueta, junto a la entrada del antiguo Dispensario existe una tarja de mármol que recuerda el acontecimiento y que dice textualmente:

Inter – Inimicos – Charitas
En esta casa se fundó la Cruz Roja Nacional Cubana siendo su primer presidente el Dr. Diego Tamayo Figueredo

Durante la República, y sobre todo durante los años que dirigió la institución el Dr. Diego Tamayo, el Dispensario fue un fiel soporte de la Escuela de Medicina de la Universidad de La Habana: En él se realizaban las prácticas docentes de los aspirantes a galenos y los de los años más avanzados atendían a los pacientes[1].

Placa alusiva a la fundación de la Sociedad Cubana de la Cruz Roja en el antiguo Dispensario Tamayo en Zulueta y Apodaca
Placa alusiva a la fundación de la Sociedad Cubana de la Cruz Roja en el antiguo Dispensario Tamayo en Zulueta y Apodaca.

Al tratarse de un «dispensario de pobres» en el Dispensario Tamayo no sólo se atendía de manera gratuita a los pacientes, sino que el precio que se les cobraba a los enfermos por las medicinas (que se entregaban en la propia institución) era poco menos que simbólico. También, durante la época en que fue dirigido por el Dr. Tamayo era común que la cocina repartirá raciones de comidas a los más necesitados entre los enfermos.

Contaba el Dispensario Tamayo con una gran biblioteca y un excelente salón en el que acostumbraban a dictar conferencias los mejores médicos del país. Para divulgar la labor científica y social de la institución, se editaba la revista Vida Nueva, que era el órgano oficial de la clínica.

Prueba de la importancia que en su época tuvo el Dispensario Tamayo son estas palabras de la revista Cuba en Europa del año 1916:

«El Dispensario Tamayo, fuente de inmensos beneficios para los desheredados, es al mismo tiempo, un poderoso factor de cultura para médicos y estudiantes».

Tras el triunfo de la Revolución Cubana de 1959 y la reestructuración de los servicios de salud, desapareció el «Dispensario» y en su lugar se creó el Policlínico Diego Tamayo, el cual hasta nuestros días sigue ocupando el bello edificio de Zulueta y Apodaca.

Notas

[1] La práctica de llevar a los estudiantes a las consultas y diagnósticos la comenzó el Dr. Diego Tamayo en el Hospital Reina Mercedes en el que trabajaba antes de pasar a dirigir el Dispensario Tamayo.