La zona de la Chorrera, como mencionamos en anteriores artículos (leer aquí), fue el asiento del «pueblo viejo» del norte, segundo asentamiento de La Habana antes de la ubicación definitiva en la boca del puerto de Carenas.

Este lugar trascendió por ser la zona de residencia de los Rojas Manrique, presentes en el nacimiento de la villa en sus tres ubicaciones, además en la zona de la ribera oriental del río, cercano al torreón que aún se conserva, estuvo un poblado aborigen mencionado en varias de las crónicas del siglo XVI.

¿La Chorrera, costa o interior?

Contrario a lo que podría considerarse en la actualidad el término «La Chorrera» no se refería a la zona de la desembocadura, como sucedió desde mediados del siglo XVII cuando se levantó el conocidísimo torreón español cuyo nombre, Santa Dorotea de la Luna en La Chorrera (refiriéndose a todo el río que en la actualidad llamamos Almendares), ha quedado simplificado al de torreón de La Chorrera.

mapa 1857 1
En azul el posible asentamiento de los Rojas Manrique, y en rojo una flecha que señala la zona donde pudo estar la estancia del Obispo Almendáriz

Los historiadores procedieron a asumir que el nombre de La Chorrera venía del río y daba nombre a la desembocadura, pero Irene Wright en el capítulo X de su Historia documentada de San Cristóbal de La Habana en la primera mitad del siglo XVII (1930) deja claro que el origen del término venía de unos chorros, tajos o angosturas del río (¿ubicación de la toma posterior del agua de la Zanja Real?) emplazados tierra adentro en uno de los meandros que hacía el recorrido del río y donde hubo cierto trasiego de bohíos y pequeñas construcciones, incluso después de la traslación de la villa a su destino final.

Esta ubicación quedaría en tierra adentro, cercana a la zona de Puentes Grandes y el nacimiento de Los Jardines de La Tropical, nada tenía que ver con la desembocadura del río. El error asociativo proviene del nombre dado al río, La Chorrera, y estuvo acrecentado en el hecho de que poco a poco los vecinos que se encontraban en la zona interior fueron bajando hacia la costa y la desembocadura, pues la desaparición del enclave aborigen permitió ocupar esos terrenos costeros. Aquello generó que el término playa, con el cuál se referían a la zona del actual Restaurante 1830, fuese mutando a Boca de La Chorrera y finalmente La Chorrera.

El torreón y la costa

Esteban Chartrand-Castillo de la Chorrera-1882
El torreón y sus aledaños en un cuadro de 1882 obra de Esteban Chartrand

La difícil situación de La Habana debido al asedio y saqueo que sufría de manos de los piratas y corsarios enemigos de la corona española (aún no existía España como tal pero el término española hace más asequible el entendimiento de la referencia) hizo que los torreones de Cojímar y la Chorrera se convirtiesen en sitio de referencia para la vecindad circundante.

Como vemos la vida y la sociedad comenzaron a acercarse a la costa, y al torreón en particular que con el tráfico constante de soldados, sus familiares y algunos visitantes generaron el movimiento imprescindible para que la asociación de términos provocase que el término Chorrera fuese más costero que certero. El antiguo asentamiento de Puentes Grandes fue perdiendo interés y el nombre quedó ligado, indisolublemente al torreón y la desembocadura del río La Chorrera.

plano 1783
Plano de 1783 de la zona de La Chorrera con el torreón con el nombre de «Arruinado» y donde aún se usa el nombre de río de La Chorrera

Para ahondar en esta idea tomamos un par de extractos de Jenaro Artiles y su La Habana de Velázquez donde detalla la evolución del término geográfico de Chorrera.

No lejos de Puentes Grandes estaba la estancia de la Chorrera; el camino de la Chorrera no fue jamás el que lleva al río por la playa, que se llamó siempre expresamente el «Camino de la playa», bordeaba el mar al píe del monte «vedado», y no consistía sino en la estrecha franja de arena y rocas que dejaban libre las aguas en la bajamar.

Lo demás del monte «vedado» en su totalidad, el Vedado actual, estaba cubierto de selva tupida e inaccesible hasta todo lo alto de la loma que corona el castillo del Príncipe, inaccesibilidad que se fomentaba deliberadamente impidiendo cortar leña y abrir caminos en él (de aquí el nombre de «vedado») para oponer el obstáculo de la selva impracticable a cualquier ataque a La Habana por aquella parte.

No había, pues, otro paso desde La Habana hasta el río que el llamado Camino de la Chorrera, que no era otro que la actual Calzada de Puentes Grandes, que salía de La Habana bordeando la ciénaga que existía entre el Cerro y la ciudad, hasta empalmar
con dicha Calzada, hacia el cruce con la carretera de Rancho Boyeros, hoy

El río de La Chorrera por su parte, como podemos dilucidar, perdió su nombre en detrimento de Almendares en honor al Obispo Enrique Almendáriz quien enfermó y decidió retirarse a la zona cercana al recodo del actual río Mordazo.

Torreón de la Chorrera
El torreón de La Chorrera en 1905

Allí encontró el ambiente ideal para recuperarse de sus problemas de salud, viendo el beneficio de las aguas y el clima levantó una estancia allí que tomó su nombre y que posteriormente daría nombre al río también, aunque con la degeneración dialectal de Almendáriz a Almendares.