La mansión de la calle C, No. 614 esquina a 27 en el Vedado (actual taller de equipos de esterilización del MINSAP), fue la última residencia familiar del acaudalado y legendario personaje de la etapa republicana Benito Remedios Langaney y su esposa Adelaida Oliva Robaina.

El Rey de la Piña en Cuba, como se le conocía a Benito Remedios, nació pobre hacia 1888, en Bauta y trabajó como carretillero, antes de obtener un primer financiamiento para establecerse. Luego de varias operaciones turbias, no se detendría hasta amasar una cuantiosa fortuna y propiedades de varias fincas en La Habana y en Camagüey para el cultivo de la piña y la ganadería.

Casa de Benito Remedios_Vedado_Habana
El antiguo palacete del Rey de la Piña Benito Langaney en C y 27, Vedado

Benito Remedios el Rey de la Piña

Benito Remedios poseía muy escasa instrucción pero muchos arranques de violencia que rayaban en el absurdo, como caerle a tiros a su propio carro porque no arrancaba.

De métodos políticos controvertidos, poseía el récord de haber sido «elegido» en las once elecciones en que participara desde 1926 hasta representante en 1950 y como senador en 1933. Cuentan que alardeaba de su «método» infalible:

“(…) pago el doble que cualquiera”.

Su carácter explosivo lo condujo a la muerte en un incidente de tránsito en la esquina de Reina y Águila a las 4:45 de la tarde del 16 de enero de 1952:

Increpó, revólver en mano y agarrándole por el cuello del uniforme, al policía de tránsito Carlos Gutiérrez Ferrer que operaba manualmente el semáforo en esa esquina y quien le había puesto una multa a su chofer 15 minutos antes. En el forcejeo, el vigilante sacó su arma y le asestó tres balazos, y aunque él mismo lo acompañó en su traslado hacia la Casa de Socorros de Corrales, el Rey de la Piña falleció en el trayecto.

Luego, en el juicio que se le siguió a Gutiérrez Ferrer, éste salió absuelto por haber actuado en defensa propia.

El Rey de la Piña legó a su viuda y sus dos hijos una cuantiosa fortuna de 7 millones de pesos, propiedades, tierras y el central Río Cauto, en la hoy provincia de Granma.

También había sido dueño el magnate de una mansión en Baracoa, al oeste de La Habana (las ruinas se observaban por donde termina el primer malecón de Baracoa por Avenida 1ra hacia Guardafronteras). Cuentan que existía una poceta allí cerca que se llamaba: “de Benito Remedios”.