La calle Peña Pobre de La Habana se extiende desde la Avenida del Puerto hasta la calle Monserrate. A lo largo de su sinuoso paso se cruza con las calles Cuba, Aguiar y Habana.

Según cuenta el historiador José María de la Torre en su muy recomendable «Lo que fuimos y lo que somos, o La Habana antigua y moderna» recibió el nombre de Peña Pobre porque cuando se abrió la vía, desde ellá se podía ver la loma del Ángel, que por ese entonces se conocía como «Peña Pobre».

De Peña Pobre al Callejón de la Leche

Por su parte, Manuel Fernández Santalices asegura en su obra «Las calles de La Habana intramuros» concuerda con José María de la Torre, en que el último tramo de la calle Peña Pobre, comprendido entre la calle Habana y la calle Monserrate, fue conocido, indistintamente como el Callejón de la Leche o el Callejón de las Floridanas; primero, porque fue el punto de reunión de los lecheros que, en las mañanas abastecían a la ciudad de puerta en puerta; y, segundo, porque a su vera vivió una familia llegada desde La Florida, que fue española, aunque a muchos se les haya olvidado.


Como otras calles antiguas de la Habana Vieja, la calle Peña Pobre también tuvo sus esquinas famosas como la que aparece en la foto (intersección con la calle Aguiar) que fue conocida con el nombre de la «esquina del Mono» por una pintura de ese animal que existía en el lugar.


La calle Peña Pobre ha cambiado poco a lo largo del tiempo, lo que unido a su privilegiada posición la ha convertido en un pequeño «corredor» turístico en el que la iniciativa privada ha levantado hostales, restaurantes y otros variados negocios.


Restaurante - Paladar La Makina en Peña Pobre 114
Restaurante – Paladar La Marina en el número 114 de la calle, uno de los negocios que abrieron en el lugar tras el auge de la industria turística en Cuba