Por medio siglo, alrededor de las 8:00 de la noche, incontables cubanos sintonizaban Radio Progreso, la Onda de la Alegría, para escuchar aquello de: «Y continuamos riendo con un libreto de Alberto Luberta…. «, que anunciaba la salida al aire del show humorístico «Alegrías de sobremesa«, con casi total seguridad, el más popular de los programas radiales de todos los tiempos en Cuba.

Alberto Damián Luberta Noy nació en el barrio obrero de Pogolotti, Marianao, el 27 de septiembre de 1931.

Cursó sus primeros estudios y la enseñanza media en el mismo Marianao, a la vez que trabajaba como copista de libretos en la radio y adaptador de programas en la naciente televisión.

Su posición contraria al gobierno del general Fulgencio Batista le llevó al exilio en Venezuela, donde se encontraban refugiados un numeroso grupo de intelectuales y artistas cubanos. Allí le sorprendería el triunfo de la Revolución Cubana de 1959.

Alberto Luberta, el hombre de las Alegrías de Sobremesa

De regreso a Cuba se reincorporó a su trabajo en la CMQ. Cuando la empresa de los hermanos Mestre fue nacionalizada por el gobierno cubano y todos sus activos pasaron a ser administrados por el Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT), Alberto Luberta, a diferencia de muchos de sus colegas de la radio y la televisión que abandonaron el país decidió permanecer en la Isla.

En 1965 se cruzó en plena calle con Antonio «Ñico» Hernández, quien desde hacía dos años dirigía «Alegrías de sobremesa», un programa radial por el que habían pasado varios guionistas y escritores sin haberlo podido establecer en la preferencia del público.

Ñico Hernández le propuso el trabajo a Alberto Luberta, quien aceptó el reto, modificó la estructura del espacio y relanzó «Alegrías de sobremesa» el 15 de abril de 1965 (día que se considera el de la segunda fundación del programa) con un éxito inmediato, permanente, constante y ascendente, que le permitió mantenerse al aire durante medio siglo.


Alegrías de sobremesa con libreto de Alberto Luberta
Algrías de sobremesa, con libreto de Alberto Luberta, se convertiría en uno de los programas leyenda de la radio en Cuba

La costumbre de escuchar «Alegrías de sobremesa» se fue transmitiendo de generación en generación hasta convertirse en una leyenda de la radio cubana y convertir a Alberto Luberta (al menos «de oídas» en uno de los nombres más conocidos del país.

Sin embargo, aunque su nombre permanecerá por siempre, en justicia, ligado al programa más popular de la Onda de la Alegría, Alberto Luberta fue muchísimo más que el eterno guionista de «Alegrías de sobremesa»: Impartió cursos de radiodifusión y, por muchos años, fue jurado habitual en los diferentes concursos de radio y televisión.

Guionista hasta la médula, su pluma se puso también al servicio de la televisión, para la que escribió numerosos espacios, curiosamente alejados de la comedia que con tanto éxito cultivara en Radio Progreso. Por si esto pareciera poco, Alberto Luberta llegó a escribir hasta una revista musical titulada «La Rampa» que se estrenó con éxito en el teatro Martí.

Entre los incontables reconocimiento que recibió a lo largo de su exitosa carrera profesional, destacan, en particular dos, que por merecimiento lo definen: el Premio Nacional de Humorismo en 2001 y el Premio Nacional de Radio en 2002; porque Alberto Luberta fue, por sobre todas las cosas, un hombre del humor y de la radio.

Falleció el 23 de enero de 2017 en La Habana, a consecuencias de una enfermedad que padecía desde hacía años.

Tras su muerte, los miembros del elenco de «Alegrías de sobremesa», acordaron que el programa que había nacido con Alberto Luberta y vivido de su mano por medio siglo, no debía continuar sin él; y el 1ro de julio de 2017 salían al aire las últimas «Alegrías» de Radio Progreso.